Por María Inés Adorni.- Este templo resultó ser un espacio de contacto, donde chacareros y pueblerinos solían encontrarse. La misa dominical era un precepto con el que los colonos siempre trataban de cumplir y una esperada ocasión para la salida de todo el grupo familiar.
El domingo era el día sagrado, dedicado al descanso, los preparativos comenzaban temprano, se elegía la mejor ropa, se ataban los caballos al sulky o volanta y a misa.
Era el día esperado, el del encuentro y las charlas con los conocidos en el atrio de la iglesia al final del oficio religioso. Esta ocasión les permitía romper con la rutina del trabajo del campo y recibir noticias de lugares lejanos.
Como conservadora de patrimonio me remonto al pasado para hablar de Cayetano Flores Góngora. Se dedicó al arte religioso en donde se aprecia en el templo obras de él, de quien restauré el arcángel Rafael reliquia religiosa, Tobías y los ángeles custodios.
Cayetano llegó a nuestra ciudad en 1910, donde comenzó su empresa de pintura y decoración, ejecutó altares, restauró imágenes y pintó murales, entre los que se cuentan en la Iglesia Catedral, que en la actualidad fueron tapados con pintura de pared, por no saber que se hubiesen podido restaurar. Se conservan vitrales en nuestra ciudad realizados por la técnica de grisalla.
En fin, acerca del arte y el patrimonio en nuestro país no se observan fines de lucro, cuyo objeto principal es relevar, preservar y difundir el patrimonio nacional en materia de las artes plásticas, especialmente pintura, esculturas y murales.
En nuestra ciudad de Rafaela se debería hacerlo. Yo sé que lleva un trabajo de mucho esfuerzo y responsabilidad, hoy en día nuestro templo necesita muchas reparaciones, comenzando desde los techos, paredes, entre otros.
Por ello, invito a los ciudadanos a acercarse a la Secretaría de la Catedral y colaborar con la compra de ventas que se están haciendo y donaciones.
Como restauradora dono mi trabajo, hace mucho tiempo hice un diagnóstico y la verdad es un gran trabajo. Por ello, mi tarea es recuperar y hacer conocer las obras de arte y todos aquellos legados erosionados por el tiempo y por los acontecimientos históricos.
Es un recorrido minucioso, paciente y, sobre todo, con mucho respeto, garantizar que las obras de arte y reliquias de interés histórico se mantengan en las mejores condiciones posibles, mediante su limpieza, reparación y conservación.
Si no se restaura y conserva seguirá sufriendo el deterioro y envejecimiento natural, y la acumulación de suciedad.
Todo restaurador debe devolver ese bien a su estado original, pero siempre dejando la huella del paso del tiempo.
Ayudemos a la Catedral San Rafael.
La autora es conservadora y artista plástica.