“El papa Francisco fue iluminando todas las realidades con el evangelio”

Es el testimonio del obispo emérito Baldomero Martini durante una entrevista. Fue obispo de San Francisco (Córdoba) y San Justo (La Matanza); ahora está radicado en la ciudad de San Francisco. Vino a Rafaela para la misa de acción de gracias por los 25 años de Alejandro Mugna, a quien lo ordenó sacerdote en su pueblo natal de Soledad (departamento San Cristóbal).

Por Emilio Grande (h.).- Con motivo de cumplirse el 25 aniversario de la ordenación sacerdotal de Alejandro Mugna (párroco de San Rafael), este lunes 28 de abril se celebró una misa de acción de gracias en la Catedral, presidida por el obispo Pedro Torres, concelebrada por el obispo emérito Baldomero Martini y una veintena de sacerdotes de la diócesis de Rafaela.

Martini, entonces obispo de la diócesis de San Francisco, había ordenado a Mugna en la localidad de Soledad (departamento San Cristóbal), donde es oriundo, porque en aquel momento la sede diocesana estaba vacante por la muerte del obispo Héctor Romero y ya había sido nombrado Carlos Franzini, pero todavía no había asumido. El visitante también había ordenado sacerdotes a Eduardo Tomassini, Fabián Alesso, Jorge Buschittari y José Galotto (fallecido).

Se celebró una misa de acción de gracias por los 25 años de sacerdote de Alejandro Mugna en la Catedral San Rafael.

Luego de 15 años como obispo de San Francisco, Martini fue obispo de la diócesis de San Justo en el partido de La Matanza (Gran Buenos Aires) hasta su renuncia en 2014 al cumplir 75 años. Ahora con 85 años está radicado en la ciudad de San Francisco.

“Como obispo emérito me ha tocado vivir una experiencia muy linda, propia de un camino recorrido, que no es fácil, después de haber tenido tantas actividades uno se encuentra en el proceso de adaptación, que me ha costado mucho, pero fue muy bueno para mi vida espiritual en orden a prepararse para el encuentro definitivo con el Señor. Estoy muy contento de lo que estoy viviendo y ejerciendo mi ministerio en contacto con la Iglesia local de San Francisco. Mi dimensión tiene que ser en relación con la Iglesia universal, cooperando con el Santo Padre”, expresó en una entrevista con este cronista, previo a la ceremonia religiosa.

-¿Qué experiencia pastoral te dejó San Francisco?

-San Francisco fue para mí una experiencia muy fuerte porque nací en Porteña, pero crecí en San Francisco, donde viví 65 años, fue muy especial porque fui el primer obispo siendo de la Diócesis; el Señor me ayudó a trabajar en un tiempo muy difícil porque teníamos la mitad de las parroquias sin sacerdotes y me escuchó para que me enviara vocaciones sacerdotales, pero ahora estamos volviendo al mismo problema.

-¿Cuál fue el balance en San Justo?

-Es una de las ciudades de La Matanza y la diócesis abarca muchas ciudades de ese partido bonaerense. Fue una experiencia maravillosa para mi vida porque me ayudó a mirar tanto al evangelio como el camino pastoral durante el ejercicio de la caridad de pastor en el encuentro con los más pobres, los débiles, los sufrientes; las periferias como pidió tanto el papa Francisco, quien me puso en posesión en San Justo cuando era arzobispo de Buenos Aires. Fue trabajar mucho en las periferias con una gran alegría espiritual y me dio la posibilidad de tener una mirada en esa realidad que no la he tenido tanto en San Francisco, aunque empecé como sacerdote en una parroquia muy humilde cerca del Hospital de esa ciudad y luego estuve 14 años en Freyre como párroco rural.

-Hace pocos días falleció el papa Francisco, haciendo una retrospectiva, ¿cuál es el legado para la Iglesia y el mundo?

-Eligió muy bien su nombre al ser Papa de llamarse Francisco, recordando que san Francisco de Asís vivió muy bien el evangelio en una época muy difícil. El Papa ha hecho que el evangelio se acercara a tantas periferias, entre ellos los no creyentes; fue iluminando todas las realidades con el evangelio, haciendo descubrir cómo tenemos que vivir con alegría desde la “cultura del encuentro”, con Cristo para iluminar la realidad que nos toca vivir.

-En los últimos años bajó la participación de la gente en las celebraciones y también el descenso de las vocaciones sacerdotales y religiosas, ¿a qué se debe?

-El descenso de las vocaciones se da en que la pandemia ha hecho su aporte, pero también toda esa mentalidad de ideologías, especialmente la de género, y tantas otras realidades que han hecho como enfriar lo que es profundamente humano, según el plan de Dios.

-¿Cómo revertir esta situación?

-Hay que volver al evangelio como lo está diciendo en este tiempo pascual; es un signo muy importante que el Papa haya muerto en la octava de Pascua. Él vino a hacer precisamente eso, descubriendo que la Pascua es la fuente y la cumbre de todo.

-Además de los cambios en la Iglesia, hay transformaciones en la familia, el trabajo y la tecnología, ¿va trastocando la manera de ser de la persona humana?

-Hace varios años el ingreso de las ideologías fueron afectando, en el caso de la ideología de género no solo la salud y la educación sino también la cultura; es algo que va relativizando todo y, por lo tanto, hace difícil descubrir los grandes valores que humanizan. Necesitamos volver a reencontrarnos con la dignidad de todos los hombres y mujeres para que haya un respeto profundo. El lema mío es “Dios es amor”, pidiendo que todos trabajemos para un mundo mejor.

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