Por Emilio Grande (h.).- El obispo diocesano Pedro Torres presidió este sábado la misa, concelebrada por Alexis Cardo (vicario parroquial), por el eterno descanso del papa Francisco en la Catedral San Rafael, a la que se unieron a la oración por el Santo Padre también todas las parroquias de la diócesis de Rafaela, celebrando las misas de este fin de semana.
“Ha sido una Pascua de modo especial porque estamos en el Jubileo de la Esperanza, pero se le sumó la Pascua de Francisco. Este año estamos llamados a vivir la gracia de la esperanza, a sembrarla, a cultivarla, a reconocer los signos de esperanza. En el vía crucis del Viernes Santo decía que los jóvenes son signos de esperanza y el papa Francisco es un signo de esperanza para el mundo por su entrega, su alegría, su enseñanza desde la llamada a la alegría de Evangelii gaudium, al trabajo por la familia, al cuidado de la casa común, sus gestos, su comunicación; no hemos caído en la cuenta de todo lo que significa”, destacó al inicio de la homilía.
Y agregó: “En estos días se ha compartido muchísimo, cuántos han hablado de Francisco, cuántas expresiones impactantes, como María hay que guardarlas en el corazón. Hemos vivido un acontecimiento histórico, especialmente para los argentinos. Muchos se han preguntado, entre ellos los periodistas, ¿cuál es el testamento de Francisco? Con el tiempo nos vamos a dar cuenta”.

Más adelante, “escuché decir que el testamento espiritual de Francisco fue la carta Dilexit nos sobre el amor del corazón de Jesús, donde nos mostró su corazón, desde esta clave interpreten el llamado a la fraternidad, a cuidar la casa común, a caminar juntos, a la paz, a la unidad. Otros dicen que la herencia es la cercanía, la misericordia, la misión”.
“Un hombre coherente -añadió- que vivió como Papa lo que había vivido como obispo (de Buenos Aires); pude conocerlo, me animo a decir algunas cosas, un hombre anclado en el misterio, al que dedicaba todos los días horas de adoración, se levantaba a las 4:00 y hasta la misa de las 6:30 rezaba en actitud de adoración. Con austeridad y simplicidad abierto al Espíritu, al que descubría como el que produce la armonía, reconociendo el tesoro de Jesús como lo mejor que nos pudo haber pasado en esta vida, que lo dijo en Aparecida (Brasil, 2007) y la dignidad infinita de cada hombre peregrino en la historia”.
En otro parte, dijo que “Francisco es un hombre del Concilio Vaticano II (1962-1965) porque supo sintonizar con el sueño de san Juan XXIII y san Pablo VI. Invitó a preparar el año jubilar con un año de oración y de estudio de los textos del Concilio; muchas cosas de las que implementó son resonancias de aquello que Juan Pablo II llamaba la mayor gracia del siglo XX y Benedicto XVI la brújula para el siglo XXI”.
“Soñó con la unidad de los cristianos como una diversidad reconciliada, no como una uniformidad, lo dijo en Chile; con la paz del mundo construida desde el diálogo, la justicia, la solidaridad, respetando a los más pequeños y frágiles. Cuando vino a Brasil (2013) se encontró con los obispos de América latina y les dijo que la Iglesia es madre, mujer, ternura, un hospital de campaña para todos. En su breve testamento indica dónde quería estar junto a la Virgen salus populus romanus (salud del pueblo romano), a quien visitaba en cada viaje; nos señala a María como madre y maestra, modelo de docilidad al Espíritu, experta de discernimiento y salida misionera, fuente de alegría. El experimentó a la Virgen como su hospital de campaña, el encuentro con el pueblo, con los más pobres, como una fuerza que lo sostenía”, remarcó.
En los tramos finales, Torres señaló que “comenzó su pontificado pidiendo la bendición al pueblo reunido en la plaza San Pedro y fue como que pidió permiso el domingo de Pascua para hacer su último viaje; ese viaje que hemos visto esta mañana. La historia de la Iglesia en Argentina sería otra si no fuera por Francisco, la historia del diálogo ecuménico e interreligioso sería otro sin los esfuerzos del Papa. Francisco con la coherencia que prosiguió a Bergoglio es el vicario de Cristo, descubrió su nueva identidad el día de la elección y ha estado ese jesuita marcado por san Francisco de Asís”.