Por Emilio Grande.- El 18 de abril pasado volvió a salir masivamente la gente a la calle con sus cacerolas, pancartas y matracas en todo el país, superando a las dos protestas realizadas en setiembre y noviembre del 2012. En esta oportunidad con reclamos muy marcados: preservar la independencia judicial y cuestionar fuertemente la corrupción actualmente en este gobierno nacional, sumado a otros puntos de los anteriores cacelorazos.
Al igual que en las otras marchas, fue una autoconvocatoria organizada especialmente por los jóvenes a través de las redes sociales que ciertamente superó las expectativas hasta de los más optimistas, sumándose en esta ocasión la dirigencia política opositora, pero el pedido explícito de los movilizados fue que se una la oposición.
¿Cuánta gente de los que movilizaron hace unos días participa activamente en organizaciones políticas, sociales, culturales, religiosas?
Seguramente, una minoría tiene protagonismo social y es una deuda pendiente de los argentinos porque es muy cómodo criticar y cuestionar a los dirigentes en cualquiera de los niveles local, provincial y nacional. Lo más difícil es comprometerse en la medida que se puede, ya sea en la vecinal, la comisión de la escuela, el club, la parroquia, el partido político, el gremio, entre otros, con propuestas y generar el recambio dirigencial para que no estén siempre los mismos atornillados al poder.
Pero a decir verdad, esta semana de manera maratónica fueron votados los polémicos proyectos en el Congreso Nacional, cuestionando la oposición que se violó el reglamento interno de la Cámara de Diputados.
¿Cuáles son las consecuencias sobre el nuevo marco legal del Consejo de la Magistratura, las medidas cautelares y la creación de cámaras de casación?
El Gobierno de turno manejará el Consejo de la Magistratura que promueve y remociona a los jueces, perdiéndose una mirada técnica del Derecho porque estará integrado por personas a través del voto popular, soslayándose la división de poderes. La limitación de las cautelares atenta el derecho que tiene todo ciudadano de peticionar cuando el Estado o un particular avasallan sus pertenencias. Con las nuevas cámaras de casación en vez de agilizar a la Justicia tan burocrática fomentará la dilatación de los procesos judiciales, según la opinión de los expertos en la materia.
Lisa y llanamente estas normas atentan contra el espíritu constitucional, pero se viene una catarata de juicios desde distintos ámbitos.
Los cacerolazos no fueron escuchados en la reforma judicial
Se trata del editorial del programa "Sábado 100" por radio Sol Rafaela (FM 90,9) que conduce Emilio Grande. Lisa y llanamente las normas introducidas en la reforma judicial del Gobierno atentan contra el espíritu constitucional, pero se viene una catarata de juicios desde distintos ámbitos.