Las celebraciones principales de la Semana Santa se resumen en el triduo pascual, que incluye la misa de la Cena del Señor, la conmemoración de la Pasión y la solemne Vigilia Pascual.
En la Catedral San Rafael de Rafaela el programa es el siguiente: el Jueves Santo a las 20:00 horas misa de la Cena del Señor, el Viernes Santo a las 17:00 horas celebración de la Pasión del Señor y a las 20:00 vía crucis de la ciudad alrededor de la plaza 25 de Mayo, el Sábado Santo a las 20:00 la Vigilia Pascual (las tres ceremonias serán presididas por el obispo diocesano Pedro Torres) y el Domingo de Pascua misas a las 8:30, 11:00 (también en ese horario en San Roque) y 19:00.
Las diferentes fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los tres cuadros ilustra una parte de la escena; juntos forman un todo. Cada cuadro es en sí completo, pero debe ser visto en relación con los otros dos.
Así lo expresa la liturgia: “Cristo redimió al género humano y dio perfecta gloria a Dios principalmente a través de su misterio pascual: muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida. El triduo pascual de la pasión y resurrección de Cristo es, por tanto, la culminación de todo el año litúrgico”.
Esos tres días, que comienzan con la misa vespertina del Jueves Santo y concluyen con la oración de vísperas del Domingo de Pascua, forman una unidad, y como tal deben ser considerados.
Por consiguiente, la pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días, que comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo.
Jueves Santo
El Jueves Santo se celebra la misa de la Cena del Señor. En esta Eucaristía la Iglesia revive la despedida de Jesús y celebra la caridad fraterna, a través de dos gestos: el testimonial, con el lavatorio de los pies y el sacramental, con la institución de la Eucaristía, en la Última Cena del Señor.
Posteriormente se acompaña a Jesús en la Hora Santa. En el Huerto de los Olivos, Jesús vive de manera anticipada su Pasión y Muerte. Jesús es entregado por Judas y abandonado por los demás discípulos. Es tradición visitar siete «monumentos» (iglesias) entre la noche del Jueves Santo y antes de los oficios del Viernes Santo. En el monumento se resalta la Eucaristía y se expone, de manera solemne para la adoración de los fieles.
Viernes Santo
El Viernes Santo, jornada dedicada a la solemne acción litúrgica de la pasión y muerte del Señor. Es el único día del año que no se celebra la Eucaristía. Es un día de silencio para recordar la crucifixión de Cristo.
En las iglesias se cubren las imágenes con una tela morada, igual que el crucifijo, y el sagrario está abierto para indicar que Jesús no está.
El Viernes Santo se vive de varias maneras: Guardando ayuno y abstinencia; acompañando a Jesús meditando el viacrucis; meditando las siete palabras de Jesús, que son las últimas siete frases que pronunció Jesús antes de su muerte; participando en la Adoración a la Cruz, con amor, respeto y devoción.
Sábado Santo
El sábado es un día para la meditación, paz y reposo, sin misa ni comunión y con el altar desnudo. En la noche se celebra la solemne vigilia pascual, en la celebramos la Resurrección de Cristo, la esperanza de la salvación del mundo. Se bendice el fuego nuevo y el cirio pascual, se hace el anuncio pascual, se leen las lecturas bíblicas que narra el plan salvador de Dios, se canta el Gloria, se repican las campanas para anunciar que Cristo ha resucitado y se renuevan las promesas bautismales.
Domingo de Resurrección
Es el día más importante del año. Jesucristo resucitó. Jesús cumplió su promesa y nos salvó a todos. No cabe la menor duda de la importancia de este acontecimiento histórico que incumbe a toda la humanidad. Se celebra la misa de la Resurrección del Señor. En Roma, el Santo Padre imparte al mundo la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) para anunciar al mundo la alegría de Jesús Resucitado.