Hossam Shabat: el joven reportero asesinado en Gaza

Fue asesinado el 24 de marzo por la mañana mientras circulaba en coche por el norte de Gaza documentando el bombardeo de la noche anterior.

Por Roberto Cetera.- «Creía que todo había terminado y que por fin podría descansar, pero el genocidio ha vuelto de repente y me encuentro de nuevo en primera línea», escribió Hossam hace tres días, mostrándose de nuevo con un casco y un chaleco antibalas azul con las palabras “Prensa”.  Hossam Shabat, de 23 años, fue asesinado el 24 de marzo por la mañana mientras circulaba en coche por el norte de Gaza documentando el bombardeo de la noche anterior.

Informaba sobre la guerra en Gaza

Hossam era un joven periodista que enviaba sus artículos y vídeos a la emisora Al Yazira.  Uno de esos jóvenes que se encontró haciendo periodismo con la guerra, dentro de la guerra.  Con la separación impuesta en el corredor de Netzarim y el desplazamiento al sur de la Franja, los pocos medios de comunicación que quedaban para informar sobre la guerra sobre el terreno se encontraron sin corresponsales en el norte y en la ciudad de Gaza.  Así que para jóvenes como Hossam, la tragedia del regreso de la guerra se convirtió en una oportunidad para demostrar sus habilidades y su valor.  Con la esperanza de que éstas se vieran recompensadas con una carrera periodística al final de la guerra. Hossam no escatimó esfuerzos, basta con echar un vistazo a sus perfiles de Instagram, Facebook y X. Su último reportaje, unas horas antes, fue la cobertura del horrible bombardeo israelí del hospital Nasser de Khan Younis. Da un poco de impresión verle en lo más alto de sus posteos, que luego se detienen de repente. 

200 periodistas asesinados

Unas horas antes, mataron a otro joven periodista, Mohammad Mansour junto con su joven esposa. Desde principios de marzo ya han matado a siete periodistas en Gaza, pero desde el comienzo de la guerra ya son más de 200. Una masacre. Han pasado de dar noticias, a ser noticia ellos mismos. Para ellos no habrá justicia, ninguna investigación identificará a los autores de su asesinato.  Como si -aunque fuera cierto en el carrusel de mentiras que giran en torno a esta guerra- fuera justificable matar a un periodista por el mero hecho de ser palestino.  Como no ha habido justicia para ningún periodista asesinado antes.  Igual que no ha habido justicia para Shireen Abu Akleh, la popular periodista cristiana, palestina nacionalizada estadounidense, que muy probablemente fue asesinada por soldados israelíes hace tres años en Yenín. 

La única información que queda

Pero hay una injusticia mayor que pesa sobre el sacrificio de estos jóvenes periodistas. Desde hace año y medio, en las redacciones de todo el mundo trabajamos con las noticias, fotos y vídeos que estos jóvenes nos envían a través de las redes sociales. Porque a los periodistas occidentales Israel no les permite entrar en Gaza. Si en estos 18 meses hemos podido enterarnos en Occidente de lo que ocurre en Gaza, sólo se lo debemos a ellos. Y en cierta medida esto también era así antes de la guerra. Los medios de comunicación internacionales están en deuda con estos periodistas. Pero es una deuda que no se paga.  Rara vez se informa de sus muertes. Puede que sus palabras, sus comentarios, tuvieran un carácter divisivo, que sus artículos no fueran propiamente himnos a la paz, pero también es cierto que la paz no puede separarse de la información objetiva, de la justicia y la verdad.

Fuente: https://www.vaticannews.va/es

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