Por María Inés Adorni.- La oración es el canal entre nosotros y Dios. Dios nos habla por medio de su palabra, nosotros les respondemos por medio de la oración y él siempre nos escucha. Permanece conectada a la fuente…
A veces nos decimos “no puedo más”, no puedo con esto… no sé cómo seguir. Si la vida a veces se nos pone cuesta arriba. Cuesta seguir, incluso recordar las tantas ocasiones en que nuestro Dios nos sacó adelante en las tormentas más oscuras sosteniendo firmemente nuestra mano.
¿Sabes?, todo esto es que a nosotros nos resulta tan desconcertante y desagradable, como perder el control, sentirnos solos, reconocer nuestra debilidad, medir nuestras limitaciones y quedarnos sin respuestas, termina siendo bueno cuando nos lleva de rodillas a la fuente de todo el amor.
En una noche más angustiante de mi vida, en una noche sin dormir, con una incertidumbre que quisiera no recordar, tuve que reconocer entre lágrimas, delante de Dios, que no me gustaba dejar ciertos asuntos de mi vida a su absoluto control, y no sabía hacerlo.
Las circunstancias me quitaron el control, me obligaron a soltar, y fue una de las lecciones más duras que tuve que aprender. Comparto contigo lo siguiente: en oración he encontrado ideas para resolver situaciones de la vida diaria, como también he encontrado inspiración para mis reflexiones.
He encontrado paciencia, motivación, sabiduría, y nuevas fuerzas, como también, de rodillas, he experimentado un extraño alivio del dolor físico, paz interior y calma.
No puedo decirte que escuché la voz de Dios audiblemente, más bien si en mi corazón. Más bien él trae en mi mente y mi corazón ideas, recuerdos, soluciones, lo que sea que esté necesitando. Ahí está el inicio y la fuente de todo lo bueno.
No sigan luchando solos, dejen que Jesús nuestro hermano, te acompañe en cada momento, cada desafío. Él sabe que a veces se hace difícil, vivir, “un día a la vez”, y es por eso que está atento a nuestras necesidades las veinticuatro horas del día. Basta una oración mental silenciosa para ponernos en conexión con el cielo y recibir ese socorro.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4, 16).
Que este fin de año queridas almitas agradezcan todo lo que tenemos y sean siempre agradecidos todos los días porque Jesús siempre está… y nuestro Ángel de la Guarda que está siempre y él lleva a Dios nuestras oraciones, sólo tenemos que escucharlo.
Feliz año nuevo. Sembrando semillas de fe…