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Jesús sigue naciendo en los corazones en Navidad

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela. Dios hecho hombre se abaja y viene en nuestra débil y frágil existencia humana, con un cambio de paradigma: lo eterno se hace pequeño, lo divino se hace humano, Emanuel está con nosotros.

Por Emilio Grande (h.).- El espíritu navideño de estos días se puede caer en la tentación que nos propone la sociedad del consumo de quedarnos anclados solamente en los regalos, compartir con familiares y amigos, comer y tomar más que otras veces hasta la madrugada.

¿Es solamente eso o hay algo más profundo en el sentido de la Navidad en la que el hijo de Dios se hace hombre en una familia de Nazaret hace más de dos milenios? En realidad, es la presencia de Dios que viene a iluminar las realidades más dolorosas y oscuras.

Por eso el ángel del Señor se le apareció en sueños a José, diciéndole: “´no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados´. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había anunciado por medio por el Profeta: ´La virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: Dios con nosotros´” (Mt. 1, 20-23).

Entonces, hay que dejarse iluminar con la estrella que nace en Belén para que la solidaridad y el amor nos hagan diferentes. Justamente, celebrar la Navidad es creer que la vida siempre tiene sentido y la muerte ha sido vencida con la luz de una nueva esperanza.

La Navidad debe ser una oportunidad para cuestionarnos sobre el sentido de la vida que está tan amenazada en la actual coyuntura argentina con el aborto legal, un crimen para el bebé indefenso en la panza de la madre, el abandono de las personas mayores que nos dieron la vida (en varios países es legal la eutanasia) que en muchos casos son descartados en geriátricos, los jóvenes desorientados a causa de la esclavitud de las adicciones, la necesidad de crear puestos estables de trabajo en lugar de planes y subsidios permanentes del Estado, en un gravísimo contexto del 50% de los argentinos sumidos en la pobreza (bajó 5 puntos en el tercer trimestre del 2024), según el reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

El 25 de diciembre de 1983, el entonces arzobispo de Santa Fe Vicente Zazpe (ex obispo de Rafaela) testimonió en su charla dominical “La Navidad y el amor de Dios por los hombres” por radio y televisión de Santa Fe: “el amor de Dios se manifestó en el establo, no en el palacio de Herodes; en el despojo de un pesebre; en la pobreza más vergonzante entre pastores y animales (…) debemos celebrar también el amor de Dios, que se manifiesta en las dificultades y el sufrimiento del país, en sus barrios y hospitales, en sus cárceles, en sus ancianos y en sus pobres”.

Vivimos un alocado mundo del consumo desenfrenado, el egoísmo y la indiferencia frente a tantos hermanos necesitados, enfrentamientos sociales, guerras sin sentido (Ucrania, Israel, Palestina, entre otros) y el secularismo que le da la espalda a Dios, quien envió a su Hijo, nació en un pesebre de Belén y hoy nos sigue invitando a convertirnos de un corazón egoísta abierto a las necesidades del prójimo…

En este contexto, el papa Francisco destacó en su catequesis de la audiencia general del miércoles último en el Aula Pablo VI del Vaticano: “No olvidemos a los pueblos que sufren por la guerra: Palestina, Israel, y todos los que están sufriendo, Ucrania, Myanmar… No olvidemos rezar por la paz, para que terminen las guerras. La guerra, no lo olvidemos, siempre es una derrota, ¡siempre! La guerra siempre es una derrota”.

El pesebre de Belén nos puede iluminar a discernir los interrogantes sobre el futuro, el sentido en definitiva de la vida eterna que solamente se encuentra en Dios. ¿Seguimos anclados en la soberbia de Herodes o meditamos la sencillez y humildad de los pastores y reyes magos, quienes fueron a descubrir al Niño en un establo? Dios hecho hombre se abaja y viene en nuestra débil y frágil existencia humana, con un cambio de paradigma: lo eterno se hace pequeño, lo divino se hace humano, Emanuel está con nosotros…

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