Los concejales María Paz Caruso, Juan Senn, Martín Racca y Valeria Soltermam, integrantes del bloque opositor en el Concejo Municipal, plantean un balance del primer año de gestión del intendente Leonardo Viotti, en el que destacan varios aspectos.
Decisiones y actitudes del Ejecutivo Municipal que atacan directamente el bolsillo de los rafaelinos y que dañan la institucionalidad de una Municipalidad que siempre se destacó como modelo de orden, diálogo y claridad. Como positivo, rescatan el plan de inversiones en maquinaria que se lleva adelante, el cual permitirá reforzar los servicios que ya se brindaban, pero habrá que saber gestionarlos.
Asfixia tributaria
Según datos oficiales, la inflación anual a nivel nacional en 2024 terminará ubicándose en el orden del 120% aproximadamente. Sin embargo, en Rafaela, los vecinos debieron afrontar este año un incremento del 306% en la tasa y otros tributos. “La tributaria 2024 fue votada sólo por el oficialismo. Tampoco consideraron los dos proyectos que presentamos para escalonar y suspender los aumentos”, señaló Racca.
El panorama para 2025 no parece ser mejor. A modo de ejemplo, se pretende imponer un aumento superior al 90% para pequeños monotributistas y aumentos generalizados desde enero.
Hay plata
Así lo afirma Caruso y señala que hasta agosto de este año las cuentas municipales acumularon un superávit superior a $3.700 millones de pesos. “Con todo ese dinero sería esperable que hubiera nuevas obras municipales relevantes, mejoras en los servicios, pero nada de eso sucede”, agregó.
A excepción de la remodelación de la vereda que rodea el edificio municipal y su hall de ingreso, no se evidenciaron trabajos de envergadura en ningún sector de la ciudad que se lleven adelante desde el gobierno local. “Ahora hay anuncios de cara al año electoral que se viene, pero 2024 fue desértico en materia de obra pública”, señaló.
Otro tema en materia económica y de falta de transparencia fue la compra de 500.000 dólares en febrero, que trajo pérdidas millonarias al Municipio.
También fue un escándalo el viaje del hermano del intendente a Alemania, solventado con fondos públicos, para asistir a un encuentro sobre medio ambiente, temática sobre la que el favorecido no tiene mayores conocimientos ni experiencia. Donde informaron costos cero y luego se desdijeron ante la presión del Concejo y debieron reconocer gastos en dólares.
La inseguridad
Durante su asunción, Viotti usó el término «ciudad detonada» para calificar la situación en Rafaela en diciembre de 2023 en materia de inseguridad. Un año después, ya con su gestión plenamente en marcha, la situación empeoró notoriamente, tal como lo dejó en claro el reciente informe del Ministerio Público de la Acusación, que señala un 25% de incremento del delito entre el año pasado y el actual.
La problemática de los lavacoches también fue abordada por el Intendente en aquel mismo discurso. Habló sobre «la falta de control de la gestión anterior”. Esta afirmación choca de lleno contra la realidad evidente: el incremento de la conflictividad en torno de esta actividad, a la que también se suma la mendicidad en los semáforos.
“Lo que está claro es que Viotti prometió soluciones mágicas en materia de seguridad, sabiendo plenamente que no las podía cumplir, pero lo sedujo más la idea de ser Intendente antes que decirle la verdad a la gente”, declaró Senn.
Escasez de transparencia, diálogo y trabajo
Factores que van directamente atados al autoritarismo que permite la mayoría automática en el Concejo. El gobierno de Viotti parece haberse enamorado del vicio de realizar compras millonarias sin licitación, es decir, sin ningún tipo de límites (ni controles) presupuestarios y sin la posibilidad de cotejar ofertas para elegir al proveedor más conveniente, al precio más conveniente. El caso más reciente fue el de la compra de luminarias por 700 millones de pesos.
Notoria fue su ausencia a su primer acto como el mandatario más importante en el aniversario de la ciudad y en su lugar participar de un mitín político. Su ausencia se traslada a todas las cuestiones y problemáticas diarias de la ciudad al igual que su equipo de gobierno. “Se olvidaron de la cultura de trabajo del personal de gabinete 24/7 y establecieron un horario laboral de 8 a 13 horas”, planteó Soltermam.