El amplio e intrincado mundo de los diarios fue analizado por dos reconocidos periodistas, Héctor D´Amico, secretario general de redacción de La Nación, y Ricardo Roa, editor general adjunto de Clarín. Ambos expusieron sobre las posturas de los periodistas, el desempeño de las redacciones, la estructura de los medios, la calidad profesional y los desafíos que plantean las nuevas tecnologías
En dos líneas diferentes de análisis, Roa comentó su experiencia a partir de la bohemia y la militancia política de los ’70, hasta la realidad compleja y profesionalizada de los diarios actuales. Por su parte, D´Amico marcó la influencia del nuevo entorno tecnológico en la forma de hacer noticias y difundirlas
Los editores fueron convocados para disertar durante la 43ª Asamblea General Ordinaria que ADEPA celebró en Mar del Plata, con motivo del 100º aniversario del diario La Capital. El panel fue coordinado por el presidente de la Comisión de Prensa de ADEPA, Carlos Vernazza.
Al iniciar la charla, Roa dijo pertenecer “a una generación que pasó de la militancia política a la militancia periodística y de la militancia periodística al periodismo”. “Esta es mi biografía y la de muchos”, agregó.
El editor de Clarín indicó que se formó en las redacciones. “Los medios, que no están preparados para enseñar, sino para producir, tienen sin embargo para el oficio periodístico el concepto de escuela. Las redacciones tienen un enorme potencial pedagógico, han sido y son una escuela”, puntualizó En esos ámbitos, sostuvo, se trabaja en equipo y se aprende a palpar los intereses de la sociedad.
Trazó Roa una comparación entre la bohemia de hace unas décadas y el periodismo actual, con profundos cambios en los sistemas de trabajo y en la escala. “En los ‘90, el diario tenía unos 250 periodistas, al acabar la década éramos más de 700, se triplicó el staff. Además, los diarios somos extremadamente más complejos, hemos dejado de ser diarios de noticias para convertirnos en diarios de notas, donde explicamos, analizamos, opinamos.”
Afirmó que, aunque no es necesario tener estudios ni colegiarse para ejercer la profesión, actualmente no se puede hacer periodismo de la misma manera. “Cada vez más, el periodismo necesita una apoyatura académica y teórica que permita comprender lo que está ocurriendo”, apuntó. De todos modos, entiende que es saludable la convivencia de periodistas experimentados y de egresados de las escuelas.
En el complejo mundo de la comunicación, consideró que “profesionalizar es buscar la calidad, que emerge como tal bajo el escrutinio de los lectores cada día, es la medición más importante”. Entre otros atributos de la calidad, Roa ubicó la precisión, presencia, claridad, servicios y proximidad con el lector. También la planificación, sin la cual “un diario no responde con reflejos ante las emergencias informativas”. Esa calidad, añadió, se consigue con la capacitación continua de los periodistas.
Ni soportes, ni formatos: contenidos
Seguidamente, D´Amico planteó de entrada el fuerte impacto de las nuevas tecnologías sobre la forma de hacer periodismo e hizo foco, principalmente, en Internet. Apoyado en varios casos concretos, mostró las nuevas formas de comunicación que plantean los sitios Web de los políticos o los blogs de noticias.
A modo de ejemplo, D’Amico indicó que el Washington Post inició su edición on line sin mayores convencimientos del área periodística y hoy tiene alrededor de 7,5 millones de contactos al día. “En 10 años, el crecimiento de la edición on line del diario es geométrica, mientras que la del diario en papel ha tenido una leve caída”, dijo.
En este punto, se preguntó si el formato actual de los diarios cederá ante las pantallas de computadoras y celulares y, más importante aún, “si se trata de un camino irreversible, porque entonces está cambiando el futuro de lo que imaginamos de los diarios”.
Respecto del debate entre los formatos tabloide o sábana, opinó que “la cuestión de fondo no es tanto el tamaño sino el contenido”. También llamó la atención sobre los celulares, que compiten con los otros medios en la difusión de las noticias.
Recordó D’Amico los fallidos pronósticos de Bill Gates y Nicholas Negroponte, quienes anunciaron la muerte de los diarios de papel. “El final no está cerca, pero no estamos seguros, todavía tenemos muchas cosas de las cuales estamos tratando de averiguar las respuestas”, reflexionó el periodista de La Nación.
Sostuvo que el punto fuerte de los diarios no es la tecnología, “sino que es volver a hacer bien lo que tanto tiempo han hecho bien”. Puntualizó entonces que una estructura periodística eficiente debe producir información precisa, brindar un contexto adecuado, otorgar el atractivo de la buena escritura y ofrecer perspectiva de futuro.
“El diario ofrece una identidad informativa, una visión del mundo, del país, de la cultura en que estamos viviendo y de quiénes somos. Además ofrece la certeza de estar cumpliendo una misión con la que el lector se identifica. Este es el lazo esencial, si llegásemos a perder por una cuestión de prestigio nuestra identidad y credibilidad, realmente estaríamos en problemas.”