La ola de inseguridad ha llegado a Rafaela para quedarse, siendo el barrio 9 de Julio uno de los más afectados con más de 30 hechos entre robos y homicidios sin esclarecerse, lo que genera una impunidad brutal.
A decir verdad, la misma Policía como institución transmite inseguridad y esto quedó evidenciado en la reunión de hace unos días en la sede la vecinal del barrio 9 de Julio, en la que se escucharon testimonios desgarradores de los vecinos afectados.
“¿Qué tengo que hacer la próxima vez que me roben?”, preguntó sin pelos en la lengua un vecino de calle Maipú, quien sufrió no solamente por el robo sino por el maltrato de los ladrones. Al término de la reunión me comentó que desde les robaron el año último no dejan más la casa sola.
Otro caso paradigmático fue el de una mujer de calle Arenales al 500 quien se quejó delante de las autoridades policiales y municipales presentes en la reunión que habían pasado 10 días y no la habían llamado a declarar a ella y su marido, quienes se despertaron con un cuchillo amenazador mientras dormían en su lecho.
Al respecto, fue nefasto escuchar las declaraciones del subsecretario de Seguridad de la Provincia, Gustavo Peters, al decir que no los habían citados a declarar porque el juez interviniente estaba tomando otras pruebas, cuando en realidad el sumario no había salido de la misma sede policial. Además, se jactó en decir que después de este hecho citado bajó a cero el delito en el barrio 9 de Julio.
El problema de la inseguridad no se soluciona colocando unas columnas de iluminación -que suman- porque los últimos robos fueron a la siesta. Tampoco con algunos móviles circulando y el refuerzo de agentes policiales por un tiempo determinado. ¿Qué pasará después cuando sea abandonado el servicio adicional?
Los propios vecinos autoconvocados redactaron una carta abierta a la que fue firmada por un centenar de personas y será enviada a las autoridades locales y provinciales. En una parte del petitorio dicen que “el exiguo grado de compromiso con que los poderes públicos (que ustedes representan) quieren o pueden garantizar nuestra seguridad no hacen sino profundizar un quiebre en la confianza comunitaria hacia ustedes”.
Se necesitan más agentes policiales (ahora hay menos que hace 45 años y con el doble de población), que estén capacitados y bien remunerados. El manto de sospecha hacia la Policía es tal que no son pocos lo que piensan que hay “dateros” que trabajan en las comisarías y han dejado al barrio 9 de Julio como una “zona liberada”…
Emilio Grande (h.)