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«Del Bicentenario sólo vimos los festejos, faltan las políticas»

Opina el Dr. Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Nacional de Letras, reelecto por un nuevo período el 28 de mayo de 2010.Por María Herminia Grande (Rosario)

MHG: ¿Ha apreciado la armonía de los festejos por el Bicentenario?

PB: Creo que había una necesidad popular de esta manifestación que la circunstancia del bicentenario la dio. Hubo un desfile militar, que hace tiempo que no se hacía; primero se dijo que iba a ser un desfile de militares sin armas, para que no se muestre lo bélico. Una serie de mamarrachos. Después todo salió bien, hubo varios desfiles sucesivos con una afluencia de gente enorme. Creo que la gente necesita coincidir en un punto, en un espacio, festejar en común, y la torpeza sería creer que esto es una adhesión a uno u otro sector. Esto era una necesidad de manifestar popularmente lo que hacía tiempo no se daba, no se daba como espacio, pero sin enfrentamientos, ni opciones, derecha o izquierda, arriba o abajo y pudieran todos coincidir en lo mismo.

MHG: Me parece que el mérito del gobierno es que organizò estos actos y lo hizo bien.

PB: Sin duda, yo no le quito mérito a eso. El gobierno logró dar el espacio que el pueblo necesitaba. La confusión en esto se está dando de esta manera: ya estamos en el bicentenario, no estamos un “corno” en el bicentenario, hemos estado en lo festejos, esto es puntual, esto tiene un comienzo y un final, se inició el 23 y terminó el 27, pero ahora ¿dónde están los proyectos? Esto es lo que a mí me preocupa.

MHG: El desafío es el día después…

PB: Claro, pero el día después no, peor, para mañana o pasado mañana, porque si no se cumple lo que dijo Oscar Wilde “no dejes para mañana lo que puedes planificar pasado mañana.” Aquí hay que empezar a planificar ahora, había que haber empezado a planificar hace rato. Piénsese en una cosa, en la revisión del sesquicentenario, el Congreso publicó la famosa Biblioteca del Congreso con toda la documentación histórica argentina básica de los años de la independencia y la reproducción facsimilar de los principales diarios hasta casi el año 40. Una biblioteca que estuvo planificada con mucho tiempo, diseñada, hecha por expertos. Ahora no hay nada de eso. Piense en la existencia, bajo Alfonsín, de Ediciones Culturales Argentinas, que dirigía Blas González, donde se difundió, no ya la literatura, sino también el pensamiento, las manifestaciones artísticas y artesanales del país. Todo esto fue diseñado y planificado con mucho tiempo y nos puso, en Hispanoamérica, en el primer nivel del mercado editorial, ahora no estamos trabajando mucho que se diga en esto.

MHG: Desde la Academia de Letras ¿han realizado actividades en relación a la edición de algún material impreso?

PB: Sí, hay distintos niveles de proyectos, no se puede esperar que el gobierno haga todo ni que lo particulares hagan todo. Acá cada uno tiene que tener su proyecto, su sueñito, su utopía y empezar a moverse hacia él. La academia está cumpliendo y muy bien con esto, yo estoy muy satisfecho como vamos. Hemos lanzado con muchísimo éxito el Diccionario Fraseológico del Habla Argentina, que consta de 14 mil frases tomadas a lo largo de 200 años con que los argentinos han mostrado su creatividad y, a su vez, es un contramoquillo para los idiotas que confunden lo popular con lo vulgar. Aquí hay mucho ingenio, mucha sagacidad y mucha creatividad lingüística y no esa cosa de cloaca que algunos practican a través de los medios, por el contrario, esto es un homenaje a la creatividad del hombre argentino medio. Este diccionario debería cotejarse dentro de 100 años para ver qué pasa. Hemos avanzado en una colección, que se inicia con este diccionario, el segundo tomo es una edición muy completa de “Don Segundo Sombra”, pero el tercero es sensacional, porque revoluciona la edición argentina, es el “Martin Fierro” digital. Este texto va a ser matriz y modelo para ediciones de clásicos futuros, aquí aparecen sonidos, aparecen visiones, lo único que le falta es que pongamos aroma al texto. Tiene todo, cuando aparece la riña de gallos se hace “clic” y aparece una riña de gallos, una doma, un bailecito, etc., de acuerdo a lo que se va leyendo. Los distintos niveles del hipertexto son relevantes, usted se zambulle en siete, ocho, nueve, diez, casi infinitos niveles. Estamos, también, a punto de sacar un cancionero, el más completo de los cancioneros de las Invasiones Inglesas, porque son el preludio de la consciencia de la defensa del lugar frente a la ausencia de los españoles que debieron hacerlo, o de las autoridades.

MHG: Las canciones patrias tienen una historia particular cada una de ellas ¿los argentinos las conocemos?

PB: Se hizo una antología muy completa que realmente valió la pena, que se llamó “Argentina: canciones tradicionales y contemporáneas”, de Rodolfo Ferrando, en ediciones Crisol… Es la compilación mayor de este tipo de canciones, pero no tiene cómo se ha gestado, fíjese que la gente ignora que el primer Himno Nacional lo hizo Cayetano Rodríguez. Cuando dirigí la Biblioteca de la Cultura Argentina le pedí a León Benarós, que era un hombre muy sabio en muchas cosas, que hiciera un cancionero argentino popularizado, aquellas canciones de todo tipo rock, bolero, tango, etc. que hayan logrado la adhesión del pueblo argentino. Eso tendríamos que reeditarlo porque es muy interesante.

MHG: Como siempre Ud. me lleva para donde quiere…(risas)

PB: Bueno, no se haga la ciega del Lazarillo de Tormes, que el ciego era mucho más peligroso que el pobre muchacho, que en este caso soy yo. Pero le voy a regalar una frase de Mallea, dice, estamos, en un momento de la historia argentina, guiados por el lazarillo del presente. Le paso un último aviso, porque Ud. nunca me deja terminar de hablar. Estamos lanzando un diccionario de gentilicios argentino en donde cada pueblito del país va a saber cómo se llama el oriundo de allí. Esto es una cosa pequeña, pero ya tenemos de Entre Ríos 270 nombres, gentilicios del lugar. Yo lo que hago es el esquema, de cómo se hace el trabajo, hice una librito que se llama “Hacia un diccionario de gentilicios argentino”, allí están las pautas de cómo se hace un diccionario, cómo se hacen los asientos. En Entre Ríos el Dr. Luis Pueni lo inició y va muy bien. Sabe cómo se llama al habitante de Carmen de Patagones: maragato.

MHG: ¿Cómo se llaman los habitantes de Carihué?

PB: Supongo que carihueños… No tengo idea. Eso es muy importante. En cada provincia cada gobernador debería hacerse cargo del librito que corresponde a su provincia y sería un instrumento político interesante. El tipo por un decreto saca el reconocimiento, hasta ahora porque puede variar con el tiempo, de cada uno de los gentilicios de su provincia, de los pueblos más chiquititos y perdidos, se trata de un sentido de pertenencia y de identidad que nadie se ha preocupado de rescatar en nuestro país y cuando se termine el trabajo en las provincias yo hago el gran trabajo de gentilicios de Argentina, el primero de América.

MHG: ¿Esto responde a alguna regla?
PB: No, la cosa curiosa de esto es que sigue los “bandazos” de la elección popular, y está bien. Los de Bahía Blanca, se llamaron bahianos y se dieron cuenta que repetían lo de Brasil. Después se impuso una línea popular curiosa, el pueblo bajo decía “badía” como el locutor, en vez de Bahía, se decía Badía Blanca. Apareció el gentilicio “badillero”, hasta que aparece “bahiense” que es el que se impone. Pero hay oscilaciones y cambios. En Tucumán se decía el tucumán y la tucumana, luego el tucumán y la tucumanesa y, hoy día, es el tucumán y la tucumana. Esto va variando, no solamente en castellano, sino en cualesquiera de las lenguas romances no hay leyes que determinen porqué se elige una forma o la otra.

MHG: ¿Hemos ido evolucionando en la literatura en estos 200 años?

PB: Esto es como la cordillera, hay altas cumbres y hay valles. Tenemos la Generación del 37 en que salen Echeverría, Sarmiento, Mitre, después hay un bache hasta la próxima generación. No hay que olvidar las realidades de tipo político, hay muchos en el exilio. Es lo que ha llamado Alberdi, magníficamente, el “país flotante”. A veces, asoman realidades populares como el caso de Eduardo Gutiérrez, a quien yo quiero tanto y la gente no incorpora en la literatura, es el autor de Hormiga Negra y de Juan Moreira, es un hombre que tiene una gran habilidad narrativa, él impuso el folletín en nuestro país y, por lo tanto, el modelo de lo que va a hacer el radioteatro y la telenovela actual. Esa forma cerrada de crear una expectativa y que se va cerrando y dice continuará. Pero los argentinos tenemos por triunfalista eso que siempre queremos tener a mano un Borges o un Lugones, a quien la crítica universitaria lo está olvidando intencionalmente y sepultando por su último pensamiento político, porque es un hombre que en sus inicios fue un ácrata feroz contra todo lo que puede ser fe. Tiene libros brutales como “El dogma de la obediencia”, libro contra el cristianismo, es un testimonio y un documento. Se lo juzga por la última etapa y no por todo lo que es. La respuesta que se le puede dar a esta situación de condena es la respuesta que dio Jean Jaurès, el famoso socialista francés, cuando le dijeron pero ¿Ud. no estaba sentado antes en la izquierda en la cámara y después se sentó a la derecha? Sí, pero yo no saco pasaje de ida y vuelta y la mitad de ustedes sacan estos pasajes. Fíjese que muere Borges y empiezan a levantar a Bioy Casares para igualar, no se puede, novelas como “Adán Buenosayres” no es fácil repetirlas. De modo que en esto hay que comprender los ritmos de los tiempos son diferentes, en ocasiones, tenemos un espejamiento de modas europeas y olvidamos nuestra realidad. Porque cómo se genera la literatura, se genera, como todo arte popular, arte de proyección popular, con dos elementos; uno que se puede llamar el ético-mítico, las costumbres y el imaginario popular; y, el segundo, las novedades de tratamiento que de esa misma realidad que siempre se tiene. Acá no hay muchas innovaciones, las innovaciones en cuanto a argumento, se trata del retratamiento de la realidad. Hay algunas generaciones tiene gran capacidad para esto y otras que no lo tienen. El gordo Soriano, un hombre de una gran capacidad narrativa, ha sido hundido por sus propios colegas, lamentablemente. Pero es un tipo que va a renacer con el tiempo porque tiene una gran capacidad para meter debajo de todas sus noveles un mito. La creatividad no es planificable ni tiene una evolución, en el arte no hay evolución porque eso se da en la civilización del progreso material. En el campo cultural el arte griego no es inferior al actual.

MHG: ¿La mujer tuvo más presencia en la literatura argentina en el pasado que en la actualidad?

PB: Sí y no. Hoy más de la mitad de los escritores argentinos son mujeres. La gente dice: “paso de hombre”, pero el paso de las mujeres es mucho más ágil, parecido al de la infantería francesa, más cortito pero rápido y cuando se quiere acordar ya pasó y avasalló. Ha ocupado muchos espacios, lo que hoy no se está dando es lo que hemos tenido un par de generaciones atrás, aunque tiene ustedes en Santa Fe la máxima representante de un género que es la ficción científica en lengua española, que es Angélica Gorodischer. A partir de allí comienza una especie de caída de ella en donde la producción ya no tiene los nieles que tuvo, pero esa mujer es un hito. En estos momentos yo no veo una personalidad creativa en relato como fue Silvina Ocampo o una poetisa como Alfonsina Storni, que se destacó notablemente, o sea, cuando no hay esto, hay promoción, es decir, las editoriales y los grupos ideológicos o de distintas estéticas promueven lo suyo, sacuden los semanarios y sacuden los diarios y aparecen y dan la impresión que tienen vigencia, pero en realidad no es tal.

MHG: ¿Argentina tuvo sus propios movimientos literarios en el mundo?

PB: Una primera manifestación que no tiene trascendencia porque no es imitable, fue la literatura gauchesca. Todas las literaturas del mundo tienen una poesía que tiene su raíz en lo rural o lo suburbano. Eso es común a todas las literaturas como la misma literatura española. Lo que ha logrado la literatura gauchesca es desarrollarse hasta “Martín Fierro”, no ha podido ser superado por otra obra de este género. Es una obra de un escritor de ciudad, no es una obra popular, la gente cree que “Martin Fierro” es popular, lo que es popular es la discusión. Pero el autor es un hombre letrado que imita el habla del gaucho con una gran experiencia y conocimiento de costumbres y usos. La literatura gauchesca es una cosa nuestra, nosotros anticipamos aquí, aunque parezca mentira, algunos movimientos como la escuela de la mirada francesa. Nosotros tuvimos a Antonio Di Benedetto que con un par de piezas precursó aquellas manifestaciones francesas. Lo que pasa que los franceses toman algo, le dan una conformación y lo presentan al mundo con un sello francés y se imponen en eso. Después acá, en cuanto a líneas creativas, tal vez sea Borges el hombres más significativo que tiene deudas con otros, por ejemplo, la hibridez del ensayo y el cuento que está precursado inicialmente por (Edgar Alan) Poe, fue muy poco seguida por la gente, esta línea es bien nuestra.

MHG: Hoy ¿ante qué movimiento literario estamos?

PB: No es fácil decirlo porque las estéticas son variadas, antes las estéticas ocupaban una amplitud de onda muy grande que duraba hasta casi un siglo, como el neoclasicismo; o, medio siglo, como el renacimiento; a veces 20 años, como el realismo y a veces 10 años como las vanguardias. Hoy día estas estéticas tienen una vigencia muy efímera de un año o dos años. Entonces se da el caso de coexistencia de estéticas, por lo cual no podemos decir que estamos en un momento determinado, sino que coexisten varias y algunas que subsisten de estados anteriores, como una especie de neoromanticismo que todavía se alarga, un nuevo realismo, un retratamiento de la historia en una novela que ya no es la novela clásica histórica, sino que está renovada, hay mucha coexistencia de diversidad, pero no se da como se ha dado hasta la mitad del siglo XX una presencia fuerte de “ismo” que se imponían en casi todas las manifestaciones.

MHG: ¿Si se empobrece el lenguaje del pueblo, el lenguaje de escritor corre la misma suerte?

PB: No necesariamente. Este planteo se acerca a algunos discapacitados comunicadores que dicen que hablan como el pueblo, hablando torpe, limitada y pobremente. El test debería decir ¿hábleme en otro registro durante 10 minutos? Entonces se cumple lo que dice Lugones, que tienen la libertad de no hacer lo que no pueden.

MHG: ¿Empieza a observarse el lenguaje acotado de los mensajes de texto en la literatura?

PB: Sí, inclusive hay novelas que están escritas exclusivamente para internet, que no puedo repetir por los títulos que tienen. En eso Argentina fue de avanzada en Hispanoamérica, tiene un par de autores que fueron los primeros que compusieron noveles directamente en internet y que desarrollaron en la internet los capítulos. Así como también hemos sido, posiblemente, los primeros que en América hemos manejado una telenovela de tres minutos como la que hizo la (Natalia) Oreiro que se podía seguir en los celulares. Ahora ya el chateo y los mensajes de texto han entrado de una manera bastante firme en algunos relatos y ya entra la ironía, como en ese texto que anda en internet de cómo el teléfono celular hubiera cambiado las grandes noveles de la literatura universal. Así, por ejemplo, si Romeo hubiera tenido celular y otro la muchacha, no se hubieran suicidado, porque le habría dicho que tomó una pastilla para dormir. Entonces habrían llegado, en Verona, a feliz término y tendríamos hoy la descendencia de Romeo y Julieta. Es un planteo interesante, irónico, de cómo una técnica pude realizar modificaciones.

***Miembro de la Academia Nacional de Educación
– Miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua
– Profesor Universitario
– Es autor de más de 40 libros, publicados en Argentina, España, Francia, Santo Domingo, Nicaragua-

Fuente: www.mariaherminiagrande.com, 29/05/2010

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