Cómo impacta «Dignitas infinita» en la educación familiar

La declaración hace referencia a 4 distinciones posibles del término dignidad: la dignidad ontológica, la dignidad moral, la dignidad social y la dignidad existencial. La persona no puede llegar a la plenitud de su dignidad personal si no es dentro del seno de la familia.

Por Luciana Mazzei.- Desde el año 2019, motivados por la preocupación del papa Francisco acerca de la dignidad humana, la Congregación para la Doctrina de la fe ha estado trabajando en este documento que aborda diferentes temáticas relacionadas con la dignidad del hombre. La importancia de este documento radica no sólo en recordar e insistir en la dignidad de todo hombre más allá de cualquier situación particular de vida, sino también en que advierte sobre muchas situaciones que atentan contra esta dignidad y lo hace con una mirada renovada, novedosa y “moderna” si se quiere, pero siempre con el espíritu del evangelio.

Ya el papa Juan Pablo II hablaba de esta dignidad infinita que no debe minimizarse a partir de limitaciones internas o externas de las personas. Ni tampoco por raza, sexo, edad, condición económica, entre otros.

En las tres primeras partes, este documento hace un exhaustivo análisis acerca de la dignidad humana, resaltando los principios fundamentales y supuestos teóricos de modo que se logre aclarar determinadas cuestiones que pueden llevar a confusión. En la cuarta parte se definen los temas más actuales que atentan contra la dignidad del hombre, aunque probablemente no sea una lista acabada de temas, se han tomado aquellos que hoy impactan profundamente en el corazón de la sociedad.

Al cumplirse los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, la Iglesia ha visto la oportunidad para aclarar malentendidos que surgen en torno a la dignidad humana y abordar temas concretos, actuales y graves que atentan contra la misma.

El documento hace referencia a 4 distinciones posibles del término dignidad: la dignidad ontológica, aquella dignidad que es propia de la persona por el simple hecho de serlo: la persona es digna en sí misma más allá de sus circunstancias personales. La dignidad moral que hace referencia a los actos de la persona, teniendo en cuenta que en su libre obrar puede actuar en contra de su dignidad. La dignidad social que hace referencia a las condiciones de vida de la persona en la sociedad. Y, por último, la dignidad existencial que se refiere a la dignidad más profunda y espiritual de la persona, respecto al sentido trascendental de la vida de cada uno.

Cabe aclarar que estas distinciones se toman con el objetivo de estudiar las cuestiones que más adelante detalla el documento y no tanto como cuatro formas de ser digno. Todas estas distinciones se dan simultáneamente en la persona. Y, por otro lado, el documento de la ONU resalta que la dignidad es intrínseca a la persona, nadie se da a sí mismo la dignidad, ni le es dada por otro y la dignidad no se pierde cuando cambian las condiciones vitales de la persona, una persona con discapacidad no es menos digno que otra que la tiene, ni el hombre es más digno que la mujer, ni los no nacidos y los ancianos o enfermos menos dignos que las personas sanas y de mediana edad.

Es a partir de esta definición de dignidad de donde surgen los derechos y los deberes humanos. Aún cuando en algunos ámbitos se discute si se debe hablar de dignidad de la persona o dignidad del hombre, bajo el fundamento que persona es aquella que “puede pensar”, estamos dejando afuera a tantos que aun siendo hombres y mujeres no tienen esta condición desarrollada completamente y en algunos casos nunca la tendrán. Por ello, el documento asegura que derechos humanos son los derechos de la persona porque para ser persona es necesario ser humano.

De lo expresado se desprende que no se puede abusar del término dignidad humana para promover y fomentar derechos que atentan contra la dignidad y la vida de algunos, como intentan instalar algunos grupos ideológicos. La dignidad humana no puede basarse en estándares individuales o de pequeños grupos de presión sino en lo que venimos diciendo: el hombre es digno en sí mismo por el solo hecho de ser hombre. Sin una referencia objetiva con respecto a la dignidad, esta queda a merced de pensamientos arbitrarios que buscan su propio bienestar a costa del dolor de otros.

Así como la dignidad otorga derechos, impone obligaciones y deberes hacia los otros y la sociedad en la que cada individuo vive. El hombre es ontológicamente libre, es una de las notas de la persona, pero también es ontológicamente relacional por lo tanto será necesario que cada uno sea capaz de asumir que frente a la libertad personal existe la responsabilidad sobre los propios actos, especialmente aquellos que hacen a las relaciones con los demás.

Es justo decir, en este sentido, que la historia de la humanidad ha ido creciendo en cuanto a la comprensión de la dignidad y libertad de la persona. Pero no podemos negar que aún falta mucho camino por recorrer. Y es imprescindible insistir en que todos los temas tratados en el documento afectan directamente a la familia, como ámbito constitutivo del ser humano. La persona no puede llegar a la plenitud de su dignidad personal si no es dentro del seno de la familia.

No llega a ser un análisis profundo de todas las problemáticas sociales que hoy atentan contra la dignidad humana, nombrando aquellas en las que hoy aún no se ha avanzado y otras nuevas que surgen de los nuevos modos de vivir del hombre en sociedad:

  • El drama de la pobreza
  • La guerra
  • El trabajo de los emigrantes
  • La trata de personas
  • Los abusos sexuales
  • Las violencias contra las mujeres
  • El aborto
  • La maternidad subrogada
  • La eutanasia y el suicidio asistido
  • El descarte de las personas con discapacidad
  • La teoría de género
  • El cambio de sexo
  • La violencia digital

En mayor o menor medida en todos los países estos temas están presentes y afectan a miles de familias, que muchas veces no encuentran caminos válidos para afrontarlos. Es necesario educar desde el seno de las mismas para trabajar de manera silenciosa, pero perseverante en lograr que estas causas vayan desapareciendo de la vida de las sociedades actuales.

Enseñar la generosidad frente a la pobreza material y espiritual. La paz que implica la búsqueda de soluciones mediante el diálogo y la sana comunicación. Estar atentos a las consecuencias que tienen en la psiquis y espíritu humano prácticas como los abusos, la trata, la violencia contra las mujeres, la maternidad subrogada, las teorías de género y la violencia digital plasmada no sólo en juegos digitales sino también en las interacciones dentro de las redes sociales y el flagelo de la pornografía.

Por esto, entiendo que es necesario, por parte de los padres, prestar especial atención a los temas tratados en el documento, ya que son de situaciones que están presentes en la cotidianeidad de la vida, aunque muchas veces solapadas o escondidas, pero se las minimiza o se las promueve en pos de lograr derechos para unos pocos.

La autora está radicada en Rafaela, es licenciada en Orientación Familiar, maestranda en Orientación Educativa Familiar.

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