En el segundo domingo de Pascua, el obispo de Concordia, Gustavo Zurbriggen (ex sacerdote del clero rafaelino), presidió la misa dominical.
En la homilía, expresó: “Sentimos con mucha fuerza la alegría del Domingo de Resurrección y, de hecho, este tiempo es de mucha alegría”. “¡Qué lindo el significado de la paz! Cuando Jesús regala la paz, cuando en la Sagrada Escritura la paz es deseada a un hermano, lo que se está haciendo es desear al hermano que en su corazón sienta el amor de Dios, que tenga una vida plena y sea verdaderamente feliz”.
“Por eso -dijo- el saludo de Jesús a sus discípulos, ‘La paz esté con ustedes’, es el deseo de Jesús de que su amor les llene el corazón. Jesús desea que sus discípulos tengan el corazón lleno de amor”.
El prelado aseguró que, “cuando uno experimenta el amor, la paz profunda en la conciencia, cuando uno tiene una vida plenamente realizada, cuando uno es amado y ama verdaderamente, experimentando el amor de Jesús, uno se llena de la verdadera alegría que tiene su lugar en el corazón y en el alma”.
“El tiempo pascual, además ser tiempo de alegría y esperanza, es tiempo de experiencia personal del amor de Jesús resucitado”, manifestó.
Además, recordó al apostal Tomás, “quien, como muchos de nosotros y tanto hombres y mujeres, no han creído porque les parecía imposible que un muerto haya resucitado, no han creído porque no conocían el amor poderoso de Dios, que es capaz de transformar la vida”.
Finalmente, manifestó: “Tenemos que hacer siempre esa experiencia de Jesús resucitado, y tenemos que hacer de este tiempo de Pascua un tiempo de alegría, de encontrarnos con el resucitado, un tiempo en el cual tenemos que dejarlo entrar en nuestras vidas y experimentar de nuevo su misericordia”.
Fuente: https://aica.org/