Hay 900.000 jóvenes que no trabajan ni estudian

Se trata del editorial del programa Sábado 100 por Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.). Urge que las autoridades educativas nacionales y provinciales trabajen en revertir esta situación.

Mientras el ministro de Educación de la Nación Alberto Sileoni cuestionó las cifras difundidas por la Iglesia, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, obispo de San Isidro, reclamó una mayor inclusión educativa al advertir que 900 mil jóvenes argentinos de entre 13 y 19 años no trabajan ni estudian, en el marco del 47° Curso de Rectores organizado por primera vez en Salta por el Consejo Superior de Educación Católica.
El ex obispo de Rafaela expresó su preocupación por esta situación y precisó que la cifra comprende al 17 por ciento de los 5,2 millones de estudiantes que hoy están fuera de la escuela. Ante la gravedad del caso, monseñor Casaretto demandó acciones «urgentes» a la dirigencia y a la sociedad en su conjunto, incluida la propia Iglesia.
Tras considerar la educación como herramienta vital para lograr la inclusión social, pidió a las autoridades educativas nacionales y provinciales que la escuela secundaria garantice una salida laboral y favorezca la relación con los empresarios, además de facilitar la reinserción de los alumnos que dejaron el sistema.
El arzobispo de Salta Mario Cargnello dijo que «queremos pensar y trabajar por una Nación a la medida del hombre que habita nuestra patria», pero aseguró que esto «no será posible si la educación no ocupa el lugar prioritario que le corresponde».
«Esto nos exige a todos una dosis muy importante de magnanimidad. Sólo una mirada amplia y un corazón generoso, con la generosidad de los pioneros, puede asentar las bases de un tiempo nuevo», subrayó.
El prelado precisó que «magnanimidad nos pedimos todos, a los funcionarios públicos para tratar la educación como verdadera cuestión de Estado, a los responsables de cada una de las comunidades educativas para dar lo mejor desde la conciencia y fidelidad a una vocación docente, a los padres y madres de familia para sostener la tarea de cada escuela, a los jóvenes para enfrentar el tiempo de estudio con mirada limpia y generosa».
«Una educación de calidad es tal en la medida en que despliega en el corazón de todos los empeñados en la educación, la solidaridad que hoy se expresa en el desafío de incluir. En una sociedad del conocimiento y de la intercomunicación, no estudiar significa casi no ser en la consideración de los otros. La inclusión es un compromiso ineludible para la Iglesia si quiere ser fiel al designio que le ha trazado Jesús y para la Nación Argentina si quiere ser una comunidad comprometida con el bien común. Saber más para compartir mejor y ser más dignos, más hermanos, es nuestro objetivo».
En este contexto varios ministros de Educación del país advierten que hoy el secundario es un fracaso porque los jóvenes no ven una herramienta de progreso. Urge que las autoridades educativas nacionales y provinciales trabajen en revertir esta situación.

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