Desde las elecciones efectuadas días atrás, que dieron como ganador a Mamouth Ahmadinehad, Irán se ha convertido en un polvorín.
Marchas, concentraciones, luchas, porque quien salió segundo, Musaví, dice que fue grande el fraude, jalonan los espacios y el tiempo de las principales ciudades iraníes.
Pero, hete aquí que ahora aparece el poder detrás de quien desea rever las elecciones para destituir al Presidente actual: nada más ni nada menos que quien está considerado el hombre más rico de dicho país, Alí Akbar Hashemí Rafsanyaní y sus hijos, todos amparados por los clérigos reformistas que lidera Mohamed Jatamí.
Bueno, no habían sido tan distintos los islamistas de los occidentales. Aquí también «Poderoso maballero es don dinero». Alfonso Pratt Gay, líder de la Coalición Cívica, publicita, y a gran tamaño, en «El País» de Madrid, lujo que no se dan Reutemann ni Giustiniani. En ciudades cercanas se analiza detalladamente el patrimonio de los aspirantes, se los denosta e injuria, siempre basándose en lo material. Casi nada he visto sobre proyectos, ideas, formas de vida.
Entonces, ¿por qué no dejan de mentir y dicen de una buena vez que lo que casi todos buscan es tener más? Porque del ser más, nadie se acuerda.
Ser es más importante que tener. Lo poseído un tiempo puede ser volátil. Lo que se es, muere con uno. Perdura.
Pero la necedad de los hombres es la misma en Oriente que en Occidente. ¿Acaso no vino a disertar a Buenos Aires, cobrando 250.000 dólares por una hora, el ex presidente Bill Clinton, traído por los kirchneristas hermanos Werthein, quienes están realizando para NK jugosos negocios?
Los iraníes que buscan cambios y occidentalización debieran recordar los tiempos de Mohamed Rezah Palevi y sus esposas emperatrices: Soraya primero y luego Farah Diba. Riquísimo, aliado de EE.UU., fue depuesto por el Ayatollah Ruholla Jhomeini, quien instauró la República Teocrática de Irán. Con sus costumbres, su idiosincracia, sus pasiones, sus odios, pero también algunas bondades.
Se está a la espera de que se reúna la Asamblea de Expertos, un sanedrín que puede hasta elegir un nuevo Ayatollah. El actual, Jhomeini, apoya a Ahmadinehad.
Todo se verá con el correr de los días. Mientras tanto, el incansable Lula está en Rusia reunido con los líderes de India, China y la misma Rusia, celebrando acuerdos, y ha dicho que las elecciones de Irán deben ser respetadas, porque no pudo haber tanto fraude. Creo que Lula algo sabe de política.
Rosa Mayo de Marcuzzi