Por Emilio Grande (h.).- Sobre la grave crisis política y económica que atraviesa la Argentina, fue entrevistado el periodista Fernando Laborda para el programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela, conducido por quien firma esta nota, en el marco de la cursada del Doctorado en Comunicación, en la Universidad Católica Argentina (UCA) de Puerto Madero.
El citado ingresó en 1986 al diario La Nación de Buenos Aires, donde actualmente se desempeña como Secretario de Redacción, Jefe de Editoriales y columnista político. Se graduó como licenciado en Ciencia Política en la Universidad del Salvador y completó sus estudios de Periodismo en la Escuela del Círculo de la Prensa. También realizó cursos de Economía en la Foundation for Economic Education, de Irvington, Nueva York, y es doctorando en Comunicación en la UCA. Ejerce la docencia universitaria desde 1994 y actualmente es profesor a cargo de la cátedra de Periodismo Político en la UCA. Durante 10 años condujo el ciclo televisivo “Cuarto poder” y participó en el programa “Terapia de noticias” en LN+.
-En estos días hubo otra crisis cambiaria con la disparada del dólar blue casi llegando a los 500 pesos. ¿Tuvo alguna incidencia el reciente anuncio de Alberto Fernández de bajarse de la reelección?
-La retirada de Alberto Fernández de su eventual candidatura era una noticia esperable, todo el mundo sabía que no podía ser candidato a su reelección en las condiciones en las que se encontraba y quedaba por ver cuál era el momento en que iba a confirmar este anuncio. Tiene muy poco que ver con la crisis cambiaria a partir de esta última semana porque obedece a otro tipo de razones económicas estructurales que hacen a la ineficacia de una gestión. Esta renuncia de Alberto a su postulación puede ayudar a descomprimir la difícil situación interna del Frente de Todos. Esta crisis deriva de otro factor que es la pérdida de competitividad de la coalición gobernante; se encuentra ante una enorme disyuntiva que en las encuestas de opinión pública está relegada a un segundo puesto con grandes probabilidades de estar tercera detrás de Javier Milei porque es tan alto el descrédito de la gestión del Gobierno y el rechazo a las principales figuras políticas que su competitividad se ha deteriorado enormemente.
-¿Cuáles son las medidas políticas y económicas que puede tomar el Gobierno frente a la disparada del dólar y la galopante inflación para generar confianza en los mercados y la gente?
-Estamos viendo en los últimos días con un dólar que llegó a tocar los 500 pesos y luego bajó un poco; el problema no es que sube el dólar, tampoco es que falten dólares, aunque faltan en las reservas del Banco Central, sino que sobran pesos y lo que se deteriora es el poder adquisitivo del ingreso de todos los argentinos, siendo la madre de esta crisis desde el punto de vista social. A la gente no le importa tanto cuánto está el dólar sino lo que puede comprar con su ingreso y con los niveles de inflación, que en el último mes fue del 7,7% y que en abril no serán inferiores, la preocupación de la gente es qué compro con mi ingreso y en los casos más extremos si voy a poder comer todos los días o qué gastos restrinjo; en todos los niveles sociales se está dando este proceso. Nos estamos acercando a un escenario más temido de estanflación, donde se combina la elevada inflación con niveles de recesión crecientes. No son situaciones nuevas, ya las hemos vivido en otras épocas; el problema es que esto desencadene en un colapso económico en que ni el Gobierno ni la dirigencia política puedan reencauzar esta crisis por sus propios medios y que el factor ordenador sea el colapso de la economía.
-Si se diera el colapso económico, ¿renunciarían Pesce en el Central y Massa en Economía, estaría en duda la continuidad del Gobierno y habría que adelantar las elecciones?
-En la Argentina todo es posible, hoy yo diría que es prematuro hablar de cualquiera de esas hipótesis; se le pueden criticar muchas cosas a Sergio Massa como ministro de Economía, que no se ve un plan integral detrás de sus anuncios y sus políticas, pero es un hombre corajudo y con ganas de afrontar los conflictos. No me animo a decir qué puede pasar con el presidente del Banco Central Miguel Pesce, hay desinteligencias entre él y Massa, pero tiene el apoyo de Alberto Fernández. A diferencia de otros países, el Banco Central es autárquico e independiente en los papeles, pero no en la práctica; su Presidente es un colaborador más del Poder Ejecutivo. Respecto a la posibilidad de que el Gobierno no llegue a cumplir su mandato todo es posible, sobre todo cuando faltan 230 días para la entrega del mando al nuevo Presidente, razonablemente se tiene que esperar que se cumplan con los períodos institucionales porque está hecho el calendario electoral.
-¿Por qué este Gobierno siempre se empeña en acusar a terceros, frente a esta crisis cambiaria Alberto Fernández culpó a la derecha, no buscando los propios errores?
-(risas) Por qué es un poco difícil para mí responder. Vemos claramente que en el relato del Gobierno hay una tendencia, que no es de ahora, a culpar al otro por los desaguisados propios. Alberto culpó a la derecha especuladora, se olvida que todo el mundo especula de alguna manera, no solo ni la derecha ni los grupos más poderosos. Por qué los argentinos especulamos y nos levantamos pensando en el dólar, por la historia que hemos vivido. En los años 90 un billete de 1.000 pesos (no existía) eran 1.000 dólares y hoy apenas son 2 dólares.
-De cara a las elecciones (las PASO en agosto y las generales en octubre), ¿cuáles serán las prioridades del ganador porque tendrá muchos problemas por resolver con un escenario complejo?
-Habrá que ver el 10 de diciembre cómo queda el Congreso, que será clave. Nos costaría mucho imaginar un escenario donde el presidente sea Milei porque representa a una fuerza política que actualmente creo tiene 2 diputados nacionales; por mejor elección que haga estará muy lejos de la mayoría propia en la Cámara de Diputados ni que hablar en el Senado, donde hoy no tiene a nadie. Salvando ese caso, para brindar un mensaje más optimista, cualquiera que sea el ganador tendrá que llamar a amplios consensos que se traduzcan en acuerdos legislativos y generales de qué se quiere hacer. Si frente a la gravedad de la crisis, un Gobierno pretende gobernar solo, cualquiera sea su signo político, creo que estará condenado al fracaso; Argentina tendrá que ir hacia una suerte de Pacto de la Moncloa (España, 1977), donde todos los actores políticos, sociales y económicos se sienten en una mesa para elaborar un acuerdo de coincidencias mínimas y básicas para salir adelante, con el objetivo de derrotar la inflación y, progresivamente, también la pobreza, que hoy llega a 4 de cada 10 argentinos, pero al actual ritmo de las últimas semanas puede ser dramático.