Natalí Depámbola
Lisandro Oregioni
Maximiliano Volpato
Perfil de la audiencia radial en Rafaela
Periodismo radiofónico
Prof. Emilio grande
2008
Introducción
Vivimos en la era de la tecnología y en la cultura de la imagen. Los medios audiovisuales hipnotizan a las personas y las retienen frente a la pantalla durante horas, ofreciendo productos de la más diversa índole, cada vez más complejos y personalizados. La televisión se encuentra en casi todos los hogares del país, y el avance de Internet es inexorable. Sin embargo, estamos convencidos de que la radio, lejos de haber sido desplazada por otros medios de comunicación y entretenimiento, todavía permanece vigente y ocupa un lugar importante en la vida de las personas. Lo viene haciendo desde 1920, año en que se produjo la primera transmisión radiofónica del mundo, acontecimiento que ocurrió en la Capital Federal de nuestro país. Información, música, opinión, chistes, dramatizaciones, concursos, entrevistas… todo fluye a través de las ondas de radio. Y la posibilidad de recibir esos mensajes sin costo alguno, y de hacerlo en los más diversos lugares, hace que las personas sigan eligiendo su compañía. O al menos eso creemos…
Para no quedarnos con la duda, decidimos encarar en la ciudad de Rafaela una investigación en la que, además de averiguar si la gente escucha radio, pudiésemos dar respuesta a otros interrogantes: ¿Qué radios escucha y en qué lugares? ¿En qué horarios y en qué días de la semana? ¿Qué tipos de programas prefiere? ¿Tienen algún conductor, locutor y periodista de su preferencia? ¿Siguen transmisiones deportivas a través de la radio?
Para ello, se realizaron 300 encuestas en los 36 barrios de la ciudad, obteniendo en cada uno de ellos una muestra representativa y proporcional a su cantidad poblacional. Las mismas fueron estratificadas por sexo, edad y nivel de instrucción. Además de los mencionados interrogantes, se preguntó a los rafaelinos sobre cuestiones como la participación en la radio y la libertad de expresión.
Los datos resultantes nos permiten conocer las características de la audiencia del medio radiofónico en la ciudad de Rafaela. En otras palabras, son una valiosa herramienta para elaborar un perfil de audiencia: conocer sus gustos, preferencias, hábitos y opiniones. De esta forma, tendremos un conocimiento más profundo de la radio como medio de comunicación y, en consecuencia, accederemos a una comprensión más cabal de la radiofonía. Porque la radio sólo tiene razón de ser si alguien la escucha. De nada sirve transmitir mensajes si no hay alguien recibiéndolos del otro lado. De allí que el conocimiento de la audiencia sea el camino para redescubrir y entender mejor al medio.
DESARROLLO
¿Escucha radio?
Como se observa en el gráfico, la enorme mayoría de los encuestados (91%) sí escucha radio, contra apenas un 9% que no lo hace. De esto se deduce que la radio aún permanece vigente y compite contra otros medios de comunicación (televisión, internet, diarios).
¿En qué horarios y lugares se escucha radio?
Los horarios en los que la gente más escucha radio son de 8 a 12 (26%), de 18 a 20 (19%) y de 16 a 18 (18%). Puede deducirse que las personas que escuchan radio en su hogar (45%) encienden la misma a la mañana hasta el almuerzo. Por la tarde vuelven a sintonizarla hasta el fin del horario de comercio. Entre la mañana y la tarde totalizan el 63% de las horas en el que la gente está más predispuesta a escuchar. Por su parte, un 25% escucha radio en su trabajo y otro 28% en el vehículo.
¿Existe libertad de expresión en el medio?
El 90% de los encuestados considera que sí hay libertad de expresión en los medios radiofónicos de Rafaela y el país. Algunos lo señalan como algo positivo pero otros en cambio mencionan que la libertad es excesiva, contribuyendo a que la calidad del producto radiofónico tampoco sea buena porque se dice cualquier cosa al aire. Es evidente que el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión) no cumple de manera eficaz sus funciones de supervisión de la programación y control de los contenidos radiofónicos.
El 10% restante opina lo contrario; argumentando que existen presiones; intereses económicos; manejo de la información; censura, falta de pluralidad; con lo cual termina incidiendo en que no todo se puede decir delante del micrófono.
¿Existe participación de la audiencia en la radio?
La enorme mayoría (97%) de los individuos sostiene que sí hay participación en los medios. Para realizar esta afirmación se basan en la experiencia de escuchar radio y advertir que la gente se comunica, tanto sea para opinar, pedir temas musicales, participar en sorteos, etc.
El 3% de los encuestados afirma lo contrario y el 0,36% (equivalente a un solo individuo) se abstuvo de responder por desconocer lo que se le preguntaba.
Usted, ¿participa?
El mayor número de respuestas fue negativo (73%), siendo las razones esgrimidas las siguientes: escucha en horario laboral, desinterés y desgano, no tiene la costumbre, se limita a escuchar, falta de paciencia, distancia y falta de recursos para comunicarse, escasez de tiempo, irascibilidad a los debates, timidez, etc. El 27% participa mediante llamadas telefónicas, e-mails y mensajes de texto para dar su parecer, solicitar canciones y participar en concursos. Se evidencia una contradicción en las respuestas: mientras el 97% dice que hay participación el 73% no lo lleva a cabo.
¿En qué lugares escucha radio?
La mayoría de los encuestados escucha radio en su hogar (45%), el 28% lo hace en su vehículo, en tercer lugar en el trabajo (25%), por último el 2% elige oírla en su mp4 mientras realiza actividad física, en el colegio o incluso en su computadora portátil.
Un análisis de estos valores porcentuales (el 98%) permite llegar a la conclusión de que la mayoría de las personas prefiere escuchar radio a través de transmisores fijos (casa, auto, lugar de trabajo), es decir no portátiles.
¿Dónde escucha radio? Hombres y mujeres por rango de edad
Las mujeres del primer grupo de edad (15 a 20 años) escuchan radio en su hogar mayormente (53%), debido a que son jóvenes y no todas tienen la posibilidad de manejar un vehículo. El porcentaje de mujeres que lo hace en su trabajo es elevado pero disminuye en los siguientes grupos de edad, al aumentar los valores correspondientes a las otras categorías. Este incremento del porcentaje relativo al vehículo en el segundo grupo (22%) es proporcional al de la edad, y se debe a que cuando trabajan deben movilizarse y poseen un cierto poder adquisitivo. En el tercer grupo de edad el incremento se da en la categoría «hogar» (54%) debido a las mujeres que se han retirado del mercado laboral y por lo tanto disponen de más tiempo en sus casas. De todas maneras hay preeminencia en el hogar (están buena parte del día) y el trabajo.
La mayor parte de los hombres del primer grupo de edad (63%) escucha radio en su hogar. Sólo el 14% lo hace en su trabajo y el 5% en el vehículo, siendo las razones similares a las ya explicadas para el primer grupo de edad de las mujeres. Aparece aquí una nueva categoría: la de los individuos que escuchan radio en otros lugares diferentes a los mencionados (18%): en el colegio y en reuniones de amigos.
En el segundo grupo de edad, los valores porcentuales correspondientes al trabajo y al vehículo se incrementan de forma considerable, siendo de 33% y 36%, respectivamente. Esto se explica por la edad de los encuestados, que se incorporan masivamente a la población económicamente activa. Por otra parte, el valor que refleja la categoría «hogar» disminuye.
En el último grupo de edad, este último porcentaje se eleva alcanzando el 38%, mientras que los dos restantes disminuyen. Además, se reincorpora, con un porcentaje mínimo, la categoría «Otros», que no figuraba en el segundo grupo y se ve representada por aquellos individuos que sintonizan radio desde su notebook.
¿Qué tipos de programas escucha?
El 47% de los encuestados escucha programas musicales, el 33% informativos y el 15% deportivos. Por otra parte, el 4% sintoniza programas culturales y el 1% religiosos.
Aquí se pone en evidencia que la gente prefiere los contenidos tradicionales de la radio, aquellos tipos de programas que conforman la denominada “fórmula del éxito”: información, música y deportes, como sostienen Pasquini Durán y Washington Uranga. Hay mayor presencia de programas musicales complementados con información. En último lugar quedan los programas religiosos, con un porcentaje mínimo dentro del conjunto.
Las funciones informativa, de relajamiento o descanso, de gratificación de los sentidos y de adoctrinamiento se encuentran evidentemente representadas en estos valores porcentuales. Otras funciones, como la de concientización, promoción de iniciativas, dinamización social, construcción de consensos, activar la discusión y análisis, instalar temas, recuperación de la memoria, orientación y apoyo, interpretación de la realidad, educativa o de transferencia de conocimientos, socialización de experiencias, están contenidas dentro de las ya mencionadas arriba. Así, por ejemplo, un programa de contenido informativo seguramente, además de informar, promueve el análisis, la discusión, instala temas, etc.
Nivel de instrucción y tipo de programas
De los distintos tipos de programas analizamos los más elegidos por los encuestados: musicales, informativos y deportivos; estos datos fueron cruzados con la variable correspondiente al nivel de instrucción de la muestra.
* Programas informativos
Los valores porcentuales más elevados corresponden a aquellas personas que completaron sólo la educación primaria (30%) y secundaria (31%). El tercer lugar queda entonces para quienes no completaron la escuela secundaria (13%).
En cambio, los individuos que poseen estudios superiores se revelaron menos propensos a informarse a través de la radio.
* Musicales
El mayor porcentaje corresponde a los individuos con secundario incompleto (25%). Se deduce que se trata de personas que todavía están cursando el colegio secundario. En consecuencia, son jóvenes y explica su propensión a los programas de contenido musical. Las categorías que le siguen son las de «secundario completo» (23%) y «primario completo» (20%).
* Deportivos:
Sobresale que el 45% de las personas que finalizaron sus estudios secundarios son las que más escuchan programas de contenido deportivo a través de la radio. En segundo lugar se encuentra la categoría «primario completo» (26%), y en tercer lugar, los individuos que pertenecen a la categoría «secundario incompleto» (17%). Periodistas, conductores y locutores preferidos
Entre los periodistas más elegidos por la gente, quedó primero Muriel con el 12,06%. En segundo lugar, Peretto (10,34%), tercero Zanoni (8,62%) y cuarto González (6,89%). Nótese que se trata de comunicadores locales, lo cual indica que al momento de elegir periodistas, la gente prefiere a los que están más próximos físicamente.
Con respecto a los locutores, el preferido resultó ser Zanoni (20,93%). En segundo lugar, Lalo Mir (18,06%), seguido por Vargas y Pereyra, ambos con 9,03%. Exceptuando a Zanoni, los tres restantes son locutores foráneos, lo cual indica que el locutor local posee una llegada similar a la de otros profesionales del país.
Entre los conductores, Petinatto resultó el más votado con el 17,09%. En segundo lugar quedó Zanoni (13,67%), tercero Lalo Mir (11,96%) y cuarto Pereyra (9,04%). Exceptuando Petinatto, los nombres son exactamente los mismos que los de la caegoría “locutores”, y pueden sacarse similares conclusiones con respecto a la llegada de Zanoni. Por otra parte, la gente prefiere a conductores consagrados y de amplia trayectoria.
¿Por qué la gente, en general, no tiene preferencias por periodistas, locutores o conductores?
Al realizar las encuestas, advertimos que el común de la gente, con independencia del nivel de instrucción, no logra hacer una distinción precisa entre periodista, locutor y conductor. Si bien se trata de categorías que en ocasiones coinciden en un único individuo (como ser el caso de un periodista que conduce un programa y también realiza tareas de locución) es preciso diferenciarlas, pues denotan competencias distintas. Fueron muy pocos los encuestados que manifestaron tales diferencias y respondieron a las preguntas de manera correcta.
Esta puede ser una de las causas por las cuales el número de personas que respondió estos puntos fue muy reducido. Es probable que al no saber la diferencia entre las tres categorías hayan preferido abstenerse de responder.
Por otra parte, es posible que en verdad las personas en general no tengan preferencias en estos rubros, y simplemente se limiten a escuchar, sin importar la persona del emisor. Esto indica que la recepción de los mensajes radiofónicos es poco comprometida en la mayor parte de la población. Por ende, son escasas las personas que escuchan de manera responsable, conociendo quién está del otro lado, cuál es su pensamiento, su ideología, sus puntos fuertes y sus flaquezas. Este procedimiento es indispensable para determinar quiénes son los emisores que brindan confianza y credibilidad. Una atención radial poco comprometida nos lleva a la indiferencia, a que sea lo mismo escuchar una voz que otra, en definitiva, a adoptar una postura eminentemente pasiva como receptores de comunicación radiofónica.
¿Escucha transmisiones deportivas?
El 67% de los encuestados respondió que sí escucha transmisiones deportivas a través de la radio, principalmente siguiendo los partidos de fútbol. El 33% restante reveló que no acostumbra hacerlo, lo cual nos permite deducir que sigue la cobertura deportiva a través de otros medios como televisión, diarios, internet o no les interesa la temática.
Del 67% de los consultados que escucha transmisiones deportivas, la mayoría se volcó por radio La Red, seguida por LT28 y luego Cadena 3. Se advierte que los encuestados prefieren una radio especializada con un equipo periodístico numeroso, de contenido eminentemente deportivo, para escuchar transmisiones de partidos de fútbol y otros deportes. Las radios Mitre y El Espectador (Continental) también fueron elegidas por algunos encuestados, pero en número bastante inferior.
¿Qué radio escucha?
Las radios más escuchadas son: La 100 (20,10%); LT28 (18,81%); Cadena 3 (11,08%); La Red (8,24%); Popular (6,95%); Vida (4,89%); Mega y Mitre (4,63%); Universidad (3,86%); Colón (2,57%); MQC y San Patricio (2,31%); El Espectador (1,28%) y Valentino (1,03%).
Se observa que la radio más escuchada es de Buenos Aires y no posee contenidos locales. Le sigue muy de cerca LT28, que es la radio local por excelencia (principalmente por tradición, antigüedad y ser AM). En otros casos, los encuestados muestran preferencias por radios locales o por aquellas que bajan la señal de otras ciudades e incorporan contenidos propios de Rafaela.
LT28 dejó de ser la radio más escuchada por la sobreoferta de las FM que se da en Rafaela y también por la preferencia hacia éstas que muestran los sectores más jóvenes, repartiéndose la oferta radial en un abanico muy heterogéneo.
Audiencia radio La 100 por barrios
De la muestra elegida para la investigación, radio La 100 es escuchada en los siguientes barrios: 9 de Julio (15,18%); Villa Rosas (6,32%); Juan de Garay (6,32%); Pablo Pizzurno (6,32%); Los Nogales, Central Córdoba, Fátima y Amancay (5,06%), entre otros.
Audiencia radio LT28 por barrios
LT28 es escuchada en los siguientes barrios: 9 de Julio (12,32%); Italia (9,58%); Sarmiento, Villa Rosas, San Martín, Central Córdoba y Amancay (6,84%), entre otros.
Audiencia radio Cadena 3 por barrios
Cadena 3 es escuchada en los siguientes barrios: 9 de Julio (20,93%); Central Córdoba (9,03%); Belgrano, 30 de Octubre y Mosconi (6,97%), entre otros.
Audiencia radio La Red por barrios
La Red es escuchada en los siguientes barrios: Italia (13%); 30 de Octubre y Sarmiento (9%); 9 de Julio, Alberdi, Mosconi, Central Córdoba, Antártida Argentina y Pablo Pizzurno (6%), entre otros.
Audiencia radio Popular por barrios
Popular es escuchada en los siguientes barrios: Villa Dominga (20%); Jardín (15%); Güemes y Fátima (11%), entre otros.
Audiencia radio Vida por barrios
Vida es escuchada en los siguientes barrios: Villa Rosas (27%); Sarmiento (16%) y Fátima (10%), entre otros.
Audiencia radio Mega por barrios
Mega es escuchada en los siguientes barrios: Villa Rosas y Los Nogales (16%); 9 de Julio (10%), entre otros.
Audiencia radio Universidad por barrios
Radio Universidad es escuchada en los siguientes barrios: Los Nogales y Mosconi (20%); Italia (19%) y Villa del Parque (13%), entre otros.
Audiencia radio Colón por barrios
Radio Colón es escuchada en los siguientes barrios: 9 de Julio (30%); Villa Rosas y Jardín (20%), entre otros.
Audiencia radio MQC por barrios
MQC es escuchada en los siguientes barrios: Villa Los Álamos (34%) y Luis Fasoli (22%), entre otros.
Audiencia radio San Patricio por barrios
Radio San Patricio es escuchada en los siguientes barrios: Villa Rosas (45%); Sarmiento y Belgrano (22%), entre otros.
Audiencia radio Mitre por barrios
Radio Mitre es escuchada en los siguientes barrios: Mosconi (44%), Villa Dominga, Belgrano, Central Córdoba, Monseñor F. Zaspe y 9 de Julio (13%), entre otros.
Audiencia radio El Espectador por barrios
El Espectador es escuchada en la misma proporción en los siguientes barrios: Malvinas Argentinas, Juan de Garay; Fátima; Villa Los Álamos y Antártida Argentina (20%).
Audiencia radio Valentino por barrios
Valentino es escuchada en los siguientes barrios: Villa Dominga (50%); Italia y Luis Fasoli (25%).
CONCLUSIÓN
Habiendo analizado los datos obtenidos de las 300 encuestas en 36 barrios de la ciudad podemos concluir en que la gran mayoría de los encuestados, el 91%, escucha radio. Entre las más sintonizadas se encuentran La 100, con el 20,10%; LT28 Radio Rafaela, con 18,81%; en tercer lugar Cadena 3 con el 11,08% y La Red con el 8,24%.
Los programas más escuchados son los musicales (47%: La 100 es la radio más escuchada), informativos (33%) y deportivos (15%). Estos resultados confirman que la famosa «clave del éxito» de Pasquini Durán y Washington Uranga en cuanto a programación radial y a audiencia es certera. Estos tres tipos de programas radiales son, por lejos, los más oídos por los encuestados en Rafaela, combinando música, noticias y deportes.
Al mismo tiempo, hay una preeminencia de los programas musicales y se observa el desinterés por otra programación con mayor profundización en el análisis informativo.
Los horarios donde más se sintoniza la radio son por la mañana de 8 a 12 (26%) y por la tarde de 18 a 20 (19%) y de 16 a 18 (18%). Estos datos permiten entrever la relación que existe entre los horarios de comercio y las personas que escuchan radio mientras trabajan (25%); como también aquellos que lo hacen en su hogar (45%) y cesan de hacerlo mientras almuerzan o cenan.
En cuanto a la elección de algún conductor/locutor/periodista pocos manifestaron una preferencia, lo que tal vez se deba a las dificultades que se le presenta al encuestado a la hora de diferenciar entre los 3 oficios. Había quienes no recordaban o desconocían los nombres de aquellos a quienes escuchan en radio. Esta realidad excede el hecho de no conocer a quienes hacen radio, y traspasa hasta el desconocer su lineamiento ideológico, su trayectoria, valores y demás factores que lo definen como persona y como profesional del medio. De todas maneras, la gente eligió en primer lugar a Marcelo Muriel con el 12% por su trayectoria radial (LT28 y ahora en La Red).
Estas conclusiones denotan una audiencia en general pasiva, no comprometida que sólo se limita a escuchar una radio que fácilmente puede ser reemplazada por otra. Esto deja vislumbrar, a su vez, que se está perdiendo lo que podríamos llamar «fidelidad» a las radios, antes existía el oyente fijo de una emisora que hoy en día se está perdiendo por el zapping radial.
Respecto al tema participación, mediante el análisis de los gráficos, nos encontramos con una paradoja: la mayoría de los encuestados cree que si existe participación de la audiencia en la radio (97%), pero la mayoría de ellos no participa (73%). Se alega fatiga, falta de tiempo y paciencia, distancia y falta de recursos para comunicarse, desinterés y desgano, irascibilidad a los debates y timidez, entre otros. Encontramos entonces resultados que refuerzan lo anteriormente esbozado: una audiencia rafaelina pasiva (justificada o no) que se resguarda bajo la participación de otros y limita su labor a la escucha, dejando de lado el de constructor del medio radiofónico.
En cuanto a la pregunta sobre si existe libertad de expresión en las radios podemos hacer dos interpretaciones. En primer lugar, que la mayoría de los encuestados (90%) afirma que existe y la confunden con verborragia, en tanto que muchos se quejan de «las barbaridades que se dicen» o de que «hay cada uno hablando» o de que es «demasiada». La libertad de expresión verdaderamente refiere al hecho de que:»Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.» (Artículo 19 de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos»). Por otro lado, el 10% que contrariaba el cumplimiento de este derecho lo hace resignificando los aspectos no dichos en los medios radiales, las cosas que se ocultan y callan al micrófono responden a presiones y controles tanto económicos como ideológicos. Otro aspecto interesante a analizar es que algunos de los encuestados integrantes de este 10% negativo hablan desde otra perspectiva que la de oyentes comunes, como estudiantes de comunicación y periodistas.
ANEXO
Ficha Técnica
· Días, mes y año de la encuesta: del 6 al 12, octubre, 2008;
· 36 barrios encuestados: Güemes, Martín Fierro, Luis Fasoli, G. Lehmann, Barranquitas, Villa Dominga, Italia, 9 de Julio, 30 de Octubre, Alberdi, Sarmiento, Villa Rosas, Belgrano, Malvinas Argentinas, Los Nogales, Juan de Garay, San Martín, Mosconi, Central Córdoba, Villa del Parque, Fátima, Villa Podio, Amancay, Ilolay, 17 de Octubre, Brigadier López, Villa Los Álamos, Villa Aero Club, Antártica Argentina, Pablo Pizzurno, Jardín, Independencia, San José, Ntra. Sra de Luján, Monseñor Zazpe, Microcentro.
· Encuestadores: Lisandro Oregioni, Maximiliano Volpato, Natalí Depámbola.
· Método entrevista personal: el entrevistador formula las preguntas de manera cara a cara, este está entrenado para favorecer la motivación del encuestado sin influir en sus respuestas.
*Estratificación por sexo:
Cantidad Porcentaje
F 193 64
M 107 36
* Estratificación por edad:
Edades Cantidad Porcentajes
15 a 20 55 18,33
21 a 40 107 35,66
41 a 65 138 46
* Estratificación por instrucción:
Nivel instrucción Cantidad Porcentaje
Primario completo 69 23
Primario incompleto 23 7,66
Secundario completo 75 25
Secundario incompleto 63 21
Terciario completo 15 5
Terciario incompleto 18 6
Universitario completo 15 5
Universitario incompleto 19 6,33
· Margen de error: 4,66%
Anecdotario
El trabajo de campo no fue sencillo. En primer lugar, porque se realizó en la mayoría de los barrios de la ciudad, lo cual demandó movilizarse y recorrer grandes distancias, en ocasiones sólo para encuestar a una persona (pues de acuerdo a los cálculos por cantidad de habitantes, en algunos barrios había que formular las preguntas a un único individuo). En segundo lugar, porque había que respetar la proporción de 60/40 (aproximadamente, pues hay un margen de error de 4,66) entre mujeres y hombres respectivamente, teniendo en cuenta que las personas de sexo femenino son mayoría. Esto fue una verdadera dificultad y nos obligó a ser estratégicos en cuanto a los horarios de visita. Así, por la mañana era muy fácil encontrar a las mujeres en sus casas, pero no ocurría lo mismo con los hombres, a quienes era más factible hallar por la noche. Lo mismo sucedió con la edad: en ocasiones, quien atendía era una persona que sobrepasaba el límite de los 65 años, y en consecuencia no cumplía con los requisitos para rellenar la encuesta. En tercer y último lugar (pero no por ello menos importante), la gente no siempre estuvo dispuesta a responder, o lo hizo de mala gana. Golpear la puerta y no ser atendido también fue algo frecuente, lo cual dificultó las tareas de encuestado, en las que el tiempo nunca sobra y transcurre con extrema rapidez.
Caminar, caminar y caminar… No había otra forma de realizar este trabajo. Uno podía llegar hasta el barrio a encuestar en algún vehículo (auto, moto, bicicleta o colectivo urbano), pero una vez allí debía abandonarlo y proseguir el trabajo a pie, por tratarse de lo más cómodo y práctico, teniendo en cuenta las características de la tarea a realizar. Cuando uno lograba sortear los obstáculos mencionados (siendo los más frecuentes el no encontrar a nadie o el dar con una persona que no cumplía los requisitos necesarios), la encuesta se completaba, por lo general, de manera rápida y fluida. La excepción la constituían aquellos casos en que algunos individuos se detenían más de la cuenta en alguna pregunta en particular, contando anécdotas, vivencias y experiencias personales. La mayoría de las veces nos atendieron en la puerta de calle o desde alguna ventana, pero también hubo quienes nos hicieron pasar, ofreciendo gentilmente un asiento y una mesa en donde apoyar los papeles.
La experiencia de encuestar fue diferente en cada barrio. A los más carenciados, como Monseñor Zazpe y Barranquitas, se ingresaba con cierto temor, principalmente por una serie de nociones preconcebidas, de estereotipos que son asignados a la gente que vive en estos sectores. La fama de lugares peligrosos a los que “no entran ni los remisses” es bien conocida en la ciudad, y pesan en la mente al momento de tener que ir hasta allí y realizar las encuestas. Sobre todo porque se siente extraño, ajeno a la realidad que allí se vive, y es consciente también de que los habitantes del barrio lo notan de inmediato: por la forma de vestirse, por la manera de expresarse, y por anunciar que se trata de un trabajo para una universidad privada. Pero lo cierto es que todo salió bien y los temores fueron injustificados. Las personas de estos barrios se mostraron bien predispuestas a responder las preguntas, y dentro de su sencillez, lo hicieron de manera correcta. Algunas mostraron cierta desconfianza al principio (ante la presencia de “extraños” con una carpeta bajo el brazo no suele ser buena señal), pero luego se soltaban y la conversación se daba de manera fluida y amable.
En los barrios más opulentos como el Belgrano, los residenciales (Villa Aero Club y Villa Los Alamos) de calles asfaltadas desiertas, donde los comercios brillan por su ausencia y prácticamente todas las casas tienen rejas y perros detrás de las mismas, la situación fue muy distinta. Y era lógico que así fuera. Por la mañana era imposible encontrar a los dueños de casa: indefectiblemente, siempre atendía la puerta la empleada doméstica o ama de llaves. Y como se trata de personas que no eran del barrio, la encuesta no podía hacerse con las mismas. Pero aún yendo en otro horario y encontrando a los propietarios, la tarea se complicaba, pues entre la reja y la puerta de entrada a la vivienda había un largo trecho, y lo más frecuente era ser atendidos a través de un portero eléctrico. Así las cosas, la mayor parte de las veces la voz del otro lado del parlante se disculpaba alegando falta de tiempo o estar ocupado con otras tareas.
Salir a golpear puertas equivale a “molestar” gente, aunque más no sea durante unos breves minutos. Y esto es algo que a no todos les cae en gracia. Por otra parte, también hay personas que se muestran bien predispuestas y responden gustosas a los interrogantes planteados. Se encuentra de todo: el que te atiende dormido, el malhumorado, el impaciente, el efusivo, el parco, el amable. Y el encuestador debe procurar adaptarse a todos ellos, como una especie de vehículo todo terreno que se mueve bien en todas las superficies, para obtener de cada uno el resultado buscado: la contestación de las preguntas de la encuesta. Parece fácil, pero no lo es. Para nada.