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“Casas fardo” en Neuquén, ignífugas y baratas ¿riesgo latente para el Chagas?

En el sur del país presentaron un método constructivo que, según su promotor, podría ser “una solución” al grave déficit habitacional imperante.

Buenos Aires, 30 de octubre de 2008 (RENA). En el sur del país presentaron un método constructivo que, según su promotor, podría ser “una solución” al grave déficit habitacional imperante. Se trata de casas de fardos, “ignífugas, térmicas, fáciles de construir y baratas”, que, por si fuera poco, “no acumulan insectos”.
El problema, de acuerdo con un experto consultado, es que el método puede ser “viable o un desastre”. Si el revoque es malo, aclaró, “la vinchuca (vector del mal de Chagas) encuentra un hábitat perfecto para anidar”. Para que resulte, dijo, hace falta “una cultura constructiva regional”.
Para un especialista en Chagas, como el proyecto de las casas de fardos es en Neuquén, provincia que hasta el momento está libre del Chagas, no habría que preocuparse por las vinchucas (al menos T infestans). “El problema es el uso inadecuado de la vivienda, y la atención que se debe mantener sobre poblaciones migrantes de Bolivia y del norte de Argentina por el riesgo de transporte” de esos vectores.
Y hay otro factor a tener en cuenta. Según una nota de este medio, recientemente laureada en la cuarta edición del Premio Latinoamericano convocado por la Red-Salud, junto con la Organización Panamericana de la Salud, La Iniciativa de Comunicación y Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el cambio climático, y en un país que poco hace por sus áreas endémicas, nadie sabe qué ocurrirá cuando el sur también sea invadido por las vinchucas.
Ya en 1997 un trabajo advertía que el alto riesgo de transmisión vectorial, en ese entonces radicado en Formosa, “pasaría a ocupar la mitad del territorio argentino si ocurriera un incremento de 4 grados centígrados”, producto del cambio climático global.

La tradición como solución

Pasto, arcilla y madera son los tres elementos básicos para la construcción de una casa de fardos, una técnica milenaria que actualmente dejó en la región de ser una alternativa snob para formar parte de la solución al grave problema habitacional, dice una nota publicada en agosto por el diario Río Negro.
A un valor de 150 pesos (menos de 50 dólares) por metro cuadrado y con la posibilidad de ser edificada por personas con mínimos conocimientos de albañilería, esa técnica se plantea como una gran solución no sólo a la falta de casas sino también a los constantes incendios de casillas.
Alejandro Marino es el máximo referente de la tendencia en la región, y además construyó su propia casa con fardos en China Muerta, Neuquén. El experto presentó el método en una charla especial en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue (UNC), con el auspicio de la secretaría de Extensión. Fue la antesala de un curso intensivo (pago) de 80 horas.
“En los últimos siglos la sociedad perdió esa costumbre que tenían nuestros bisabuelos de hacerse sus propias casas y eso es lo que buscamos recuperar con esta técnica de la casa de fardos, que es una de las 20 técnicas orgánicas que desde hace más de 50 años son estudiadas por grupos universitarios de Francia y Alemania”, explicó Marino.
“Este tipo de vivienda tiene la misma resistencia que una casa de ladrillos tanto a los golpes como al fuego, son térmicas tanto ante el frío como ante el calor y al tener paredes lisas no acumulan ningún tipo de insectos”, aclaró.
Según Marino, la construcción comienza con la realización de una base similar a una plantea, luego se colocan postes de madera que emulan columnas y vigas superiores a las que se unirán los fardos que son utilizados como ladrillos. “Los fardos se estacan con varillas al techo y al piso y luego son sujetados en ambos sentidos por alambres. Una vez terminado esto se revoca la pared, que puede ser utilizado arcilla o adobe en lugar de revoque grueso o con los métodos tradicionales”. Así se otorga rigidez a las paredes en las que las conexiones de los servicios se realizan tanto superficialmente a través de cañerías o en el interior, previo al revocado.
“Nuestra idea es que la gente sepa que puede usar lo que tiene a mano, el pasto, la arcilla, y con eso en conjunto tal vez con un vecino puede autoconstruir su casa que durará hasta 200 años como hay casas en Estado Unidos”, señaló el especialista.
“Construir una habitación de 4×5 metros entre tres hombres demora una semana y tiene un costo menor a los 2 mil pesos, por lo que para una casa tipo con dos dormitorios el costo total es menor a los 10 mil pesos, porque el fardo de pasto no sólo es grande sino que para los que no lo consigan gratis cuesta sólo ocho pesos”, amplió.
De momento son tres las casas de ese tipo que hay en China Muerta, Paso Córdoba, otra en Centenario y un aula en una escuela de Plottier. “Para mí ésta es la alternativa a la crisis que se vive hoy porque sobre todo más allá de ser una técnica constructiva rápida y económica, lo más importante es que son viviendas ignífugas que podrían poner fin a las tragedias que diariamente vemos porque se prenden fuego las precarias casillas”, finalizó.

Hay que tener cuidado

“La construcción con fardos es un invento milenario que se hace en USA y más países. Como toda técnica tiene problemas de seriedad y perfección que hacen que sea viable o un desastre”, dijo a este medio el arquitecto Carlos Levinton, Director del Centro Experimental de la Producción de la Facultad de Diseño y Urbanismo (UBA), conferencista durante la reciente Cumbre sobre Desastres de Davos.
“Es viable si la paja esta desmineralizada y desbichizada, es decir tratada para que no se humedezca y descomponga biológicamente. De modo que debe tener la tecnología que resuelve esto bien explicitada. Por ende, el diseño es relevante (aleros antilluvia, etc)”. Además, “como no es portante, debe estar muy cuidada la estructura portante independiente y su relación con el muro de paja”, aclaró.
“Si están mal revocadas, la vinchuca encuentra un hábitat perfecto para anidar y es un desastre”, alertó. “Es muy delicado evitar la fisuración de estos muros. Suele aplicarse el revoque sobre metal desplegado que al tiempo se oxida y daña con lo que el revoque se cae”.
De modo que “lograr una tecnología para que esto sea viable no es simple y en general se requiere una ‘cultura constructiva regional’ que es la que genera la viabilidad de estas soluciones”, aseveró.
Según Levington, quien quiera proponer a otros soluciones de innovación de ese tipo debe seguir ciertos pasos:
-Diseñar el sistema de construcción y calcularlo
-Construir un prototipo y ensayar sus partes en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para su aprobación
-Si se pretende replicar, debe tramitarse un Certificado de Aptitud Técnica (CAT) de la Secretaría de Vivienda.
Esos son los pasos que “hacen viable un sistema”.

Controlar la entrada de vinchucas

“Las casas de adobe (antiguas) con techo de paja en Europa son de las más buscadas y caras”, pero “claro, no hay vinchucas”, dijo el doctor David Gorla, Director del CRILAR e Investigador Principal del CONICET, desde Brasil, donde participa de una reunión sobre Chagas.
“Una buena casa de material, con pintura, ‘cero kilómetro’, puede ser colonizada por vinchucas, si el propietario no mantiene mínimas normas de higiene y orden. Está pasando en lugares donde se están reemplazando viviendas rancho”, aclaró. “Para resolver el problema del Chagas no existen balas mágicas”.
Si el proyecto de las casas de fardos es para Neuquén, “posiblemente no sea para preocuparse por las vinchucas (al menos T infestans). El problema es el uso inadecuado de la vivienda, y la atención que se debe mantener sobre poblaciones migrantes de Bolivia y del norte de Argentina por el riesgo de transporte de vinchucas”, advirtió. (JIM)

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