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Internación del Papa: en el Vaticano desconcierto, shock y sorpresa

En la Santa Sede nadie se esperaba que el Pontífice tuviera que quedarse en el Hospital Gemelli por una infección respiratoria; el testimonio de un juez argentino que estuvo con él en los últimos días.

Por Elisabetta Piqué.- Desconcierto, shock e inmensa sorpresa. Esas son las sensaciones en el Vaticano, donde nadie se esperaba que el Papa quedara internado por una infección respiratoria por “algunos días” -nadie sabe bien hasta cuándo-, justo cuando se aproxima la Semana Santa.

Aunque el Vaticano habló en su primer comunicado de una internación para “controles programados”, sin decir por qué, y en el segundo, cuatro horas más tarde, anunció la existencia de una “infección respiratoria” luego de que el Papa hubiera padecido “dificultades respiratorias en días pasados”, todo indica que algo totalmente imprevisto precipitó las cosas.

La sorpresa reinaba en la propia Casa de Santa Marta, el hotel para eclesiásticos donde vive Francisco, en el Vaticano. Allí, el juez argentino Roberto Andrés Gallardo, que conoce a Jorge Bergoglio desde 2003 y que estuvo con él en los últimos días, no ocultaba su asombro.

“Estuve con él y lo vi tan bien, estupendo, lleno de energía, lleno de creatividad”, contó Gallardo, que organizó una cumbre de magistrados sobre “Colonialismo, Descolonialización y Neocolonialismo: una perspectiva de justicia social y bien común”, en el ámbito de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.

El evento, que comienza este jueves en el Vaticano y al que asisten también otros magistrados, como Eugenio Zaffaroni y otros académicos de diversos países latinoamericanos, iba a contar el viernes a la tarde con el cierre de Francisco.

“Pese a sus problemas de rodilla, en un gesto que valoramos muchísimos, el Papa me había confirmado que iba a venir hasta la Casina Pío IV porque se trata de temas que le interesan que se discutan”, destacó Gallardo, que preside desde 2018 el Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y Doctrina Franciscana, y que ya organizó otros dos eventos de este tipo en el Vaticano, el último, en 2019.

Más allá de la sorpresa, la preocupación y el shock, en el Vaticano muchos comentaban esa actitud obstinada de Francisco de no cuidarse y de “no parar”, más allá de su edad y de los problemas de salud que fue tuvo últimamente. En ese sentido, muchos comentaban las varias entrevistas que concedió, incluso una a LA NACION, por su décimo aniversario de pontificado, en el que también apareció en buena forma.

Una fuente confió que en las últimas tres semanas Francisco fue al menos dos veces al Hospital Policlínico Universitario Agostino Gemelli -donde quedó internado- para controles, pero de incógnito, en su auto, el discreto Ford Focus azul.

Esta vez, por un malestar imprevisto, que probablemente arrastraba porque es reacio a pensar en su salud, debió ir con una ambulancia hasta el Gemelli. Y quedarse.

“Ya se sabe que yerba mala nunca muere”, había comentado el 5 de febrero pasado Francisco, con su habitual humor porteño, al responder una pregunta sobre su salud en la conferencia de prensa que concedió en el vuelo que lo trajo de regreso de su último viaje internacional a República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Un viaje de seis días a dos países del corazón del África, con temperaturas tropicales, en el que utilizó la silla de ruedas y fue aclamado por cientos de miles de personas que salieron a las calles.

En esa oportunidad, el Papa admitió que ya no se siente “como al principio del pontificado”, ya que “esta rodilla molesta”. Algo que, sin embargo, no le impedía programar otros viajes. Al margen del que tiene previsto a Hungría para fines de abril, en su agenda figura otro a Lisboa, Portugal, para la Jornada Mundial de la Juventud, en agosto. Además, podría ir el 23 de septiembre a Marsella, Francia, para un encuentro de obispos de puertos del Mediterráneo y de ahí volar a Mongolia.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/

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