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Golpe militar: no repetir los errores del pasado

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela. Los mayores responsables fueron las autoridades militares porque cometieron secuestros, torturas, desaparición de personas, robos de bebés, pero en menor medida también hubo responsabilidades de los jefes guerrilleros previo al golpe militar y durante la dictadura.

Por Emilio Grande (h.).- Esta fecha tan especial para los argentinos debe servir para reflexionar sobre el sentido del valor de la vida, que en muchas ocasiones de nuestra historia no fue respetada, más bien vapuleada y tergiversada por intereses sectoriales mezquinos. Una de ellas fue en la violenta década del setenta en la que murieron más de 8.000 personas, no 30.000 como sostienen desde sectores de la izquierda.

A decir verdad, el último golpe militar del 24 de marzo de 1976 significó un retroceso sobre los derechos humanos porque se violaron las garantías constitucionales más elementales y se avasallaron las instituciones, que contó lamentablemente con el consenso de buena parte de la dirigencia política, social y religiosa, y de la sociedad civil. En el plano económico se aplicaron políticas liberales que profundizaron la exclusión social y el paulatino aumento de la pobreza.

Además, se instauró el terrorismo de Estado en el que se llevó adelante un plan sistemático de exterminio con métodos de tortura, secuestro, desaparición y robo, totalizando unos 22.000 crímenes admitidos por el propio Ejército, según documentos desclasificados en Estados Unidos hasta 1978.

Conviene contextualizar los años previos a 1976, en medio de una oleada violenta en otros lugares del mundo. Venía operando una guerrilla urbana a través de Montoneros, ERP, FAR, entre otros, cuyo objetivo era cambiar el sistema político hacia una “patria socialista” a través de la lucha armada, con asesinatos emblemáticos al militar Pedro Aramburu (1970) y al sindicalista José Rucci (1973); el ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29 de la ciudad de Formosa con la muerte del soldado Roberto Mayol, escapándose los guerrilleros en un avión de Aerolíneas Argentinas que aterrizó en un campo entre Susana y Angélica, que contó con la complicidad y el apoyo logístico de algunos rafaelinos (1975). Uno de los principales referentes de la izquierda fue Mario Firmenich, quien nunca se arrepintió de la lucha armada.

Eran años de una brutal interna del Partido Justicialista con dos posiciones antagónicas, siendo uno de los hechos emblemáticos el regreso fallido del General Juan Perón el 17 de noviembre de 1972, donde se produjo una balacera en Ezeiza entre ambos bandos que pugnaban por un lugar en el palco, asistiendo más de 2 millones de personas, con un saldo de 12 muertos y 240 heridos. La derecha estaba motorizada por el entonces ministro de Bienestar Social José López Rega, que tenía a su cargo la famosa Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).

Durante la represión de la dictadura militar, que incluyó la censura en los medios de comunicación, el cierre de los partidos políticos y los cuerpos legislativos, en 1978 se jugó el Mundial de Fútbol en nuestro país y cuatro años después se realizó el último intento del régimen con el desembarco militar a las Islas Malvinas, que se cumplen 41 años, en la que murieron 650 soldados, la mayoría jóvenes inocentes. ¿Qué hubiera pasado si se ganaba la guerra? ¿Hubieran continuados los militares?

En 1983 volvió la democracia y el presidente Raúl Alfonsín tomó la decisión política de enjuiciar a los militares por los violaciones cometidas, que se enriqueció con al accionar de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), mejorando la calidad de las pruebas en base a los testimonios de los detenidos y torturados. El juicio determinó la responsabilidad de las juntas militares y de rangos menores, pero luego vinieron las leyes de punto final y obediencia debida con Alfonsín y los indultos con Carlos Menem. A partir de 2006 se reactivaron los juicios de lesa humanidad y actualmente hay un total de 1.058 personas condenadas, mientras que 165 fueron absueltos, 542 procesados, 22 prófugos, 964 fallecidos sin sentencia y 764 detenidos.

La memoria es indispensable para recordar lo que fueron aquellos años violentos y el “nunca más” debe ser la bandera para seguir reclamando justicia y verdad. No podemos quedarnos anclados con una parte de la historia y hay que analizarla críticamente con una mirada amplia. Los mayores responsables fueron las autoridades militares porque cometieron secuestros, torturas, desaparición de personas, robos de bebés, pero en menor medida también hubo responsabilidades de los jefes guerrilleros previo al golpe militar y durante la dictadura.

En clave cristiana, tiene que aflorar un espíritu de reconciliación entre los argentinos para alejarnos de la impunidad, los rencores y los resentimientos. Deben arrepentirse de los errores cometidos y construir el presente sin repetir los errores del pasado…

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