La Corte confirmó fallo por ruidos molestos contra Municipio

Se trata del editorial del programa radial “Sábado 100” por Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.). ¿Cómo buscar un equilibrio entre los reclamos justos de los vecinos por ruidos molestos y los salones estén a la altura de las circunstancias? El de Américo Bollati no es el único caso con problemas de ruidos molestos y fija un precedente judicial.

Recientemente, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia emitió su resolución del caso por ruidos molestos en nuestra ciudad y volvió a ratificar lo obrado por la vía ordinaria. En el fallo consideró que no hay violación de ninguna norma constitucional y sostuvo que el planteo realizado por el vecino damnificado Américo Bollati de calle Dentesano frente al salón Lucio Casarín del club Atlético está fundado en lo establecido por las ordenanzas locales. Este fallo significa que el Municipio está obligado a controlar que se prevean las aislaciones acústicas, a imponer multas y a no permitir que se siga desarrollando la actividad.
Bollati fue invitado para brindar su testimonio pero no accedió a una entrevista radial en este programa. Hace 20 años que venía padeciendo este tipo de problemas y presentó reclamos ante distintos organismos municipales. Finalmente recurrió a la Justicia, contando con el asesoramiento de Enrique Marchiaro, quién integró la fiscalía municipal y fue secretario del Concejo Municipal, pero es especialista en derecho municipal.
Conviene recordar que hace poco más de un año, un fallo de la Cámara de Apelación en lo Civil Comercial y Laboral local, producía un antes y un después en el problema de los ruidos molestos en la ciudad, condenando al Municipio a extremar los controles de la ordenanza vigente 3271. La demanda había sido revocada en primera instancia por la jueza Susana Rebaudengo, logró el respaldo en segunda instancia y su ratificación definitiva por vía extraordinaria.
Por este motivo, el Ejecutivo Municipal se vio obligado a trabajar en esta problemática y comenzó a advertir a los propietarios de salones de fiestas y lugares de esparcimiento sobre la necesidad de hacer modificaciones. Algunos no pudieron seguir funcionando.
A fines del año último, el Concejo Municipal sancionó una nueva ordenanza que rige la actividad, que busca facilitar los controles de los decibeles en lugares cerrados, pero todavía no fue reglamentada.
Si bien se sigue manteniendo la medición a través de las normas IRAM, se agregan las acciones de tipo preventivas. Además de los límites de decibeles permitidos de 95, hay un registro de sonidistas, quienes deberán utilizar un sistema de limitadores de sonido.
Muchos sostienen que son muy pocos los salones que están en condiciones de superar los controles. El resto tiene muchas dificultades económicas para realizar las adecuaciones edilicias que se demandan.
¿Cómo buscar un equilibrio entre los reclamos justos de los vecinos por ruidos molestos y los salones estén a la altura de las circunstancias? El camarista Lorenzo Macagno sostiene que “el esparcimiento y la diversión nunca deben lesionar otros derechos tan elementales como al descanso y al silencio”. El de Américo Bollati no es el único caso con problemas de ruidos molestos y fija un precedente judicial.

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