Maravilloso cuento navideño para los niños: la pequeña estrellita

Por María Inés Adorni.- Se acercaba la fecha de la navidad, ya en la ciudad se veían los brillos de los adornos, y se sentía en los corazones de la gente ese espíritu de Dios que los alegraba.

Había una estrella en el cielo que brillaba más que las otras.

Todos los planetas del cielo la contemplaban con admiración, y se preguntaban entre ellos cuál sería su misión.

Y lo mismo se preguntaba ella consiente de su belleza.

Las dudas se acabaron cuando un grupo de ángeles fue a buscar a la estrella.

-Corre, le dijeron, el señor te llama para encargarte de tu importante misión.

Y ella corrió tan rápido para enterarse de que debía indicar el lugar en que ocurriría el suceso más importante de la historia.

La estrellita se llenó de orgullo, se puso su ropa más brillosa y se dispuso a seguir a los ángeles que le indicarían el lugar.

Brillaba con mucha fuerza y belleza, que podría ser vista desde todos los lugares de la tierra, que hasta un grupo de sabios decidió seguirla.

Durante días la estrella siguió a los ángeles indicando el camino, ansiosa y curiosa por conocer ese lugar que debería iluminar.

Pero cuando los ángeles se pararon y le dijeron,” aquí es”, la estrellita no lo podía creer.

No había ni palacios, ni castillos, ni mansiones, ni oro, ni joyas.

Solo había un pequeño establo.

Los ángeles trataron de calmarla porque ella no creía que debería iluminar eso. Un simple establo.

Y se fue.

Los ángeles corrieron para convencerla y ella no regresó.

Entonces acudieron a Dios y le contaron lo de la estrella que con mucha soberbia se fue.

Éste después de pensar, les dijo a los ángeles que buscaran entonces a la más pequeñita y humilde y alegre.

Sorprendidos, fueron con mucha prisa a buscarla.

Encontraron una estrella pequeñita como un granito de arena, ella no sabia nada, y no le daba ninguna importancia a su brillo.

Y dedicaba todo el tiempo a reír y charlar con sus amigas las estrellas más grandes.

Cuando llegó ante el señor, éste le dijo:

-La estrella más perfecta de la creación, la más maravillosa y brillante, me ha fallado por su soberbia. He pensado que tú la más humilde y alegre de todas las estrellas, serías la indiada para ocupar su lugar y alumbrar al hecho más importante de la historia: el nacimiento del niño Dios en Belén.

Qué emoción llenó a nuestra estrellita, que cuando los ángeles la llevaron a Belén, se dio cuenta que su brillo era insignificante, y que por más que lo intentara, no era capaz de brillar mucho más que una luciérnaga.

Entonces fue a visitar a sus amigas y pedirles que compartan junto con ella iluminar esa noche el nacimiento, ninguna rechazó esa invitación, entonces tantas y tantas estrellas se juntaron, que entre todas formaron la estrella de Navidad, más bella que se haya visto nunca, y en premio por su humildad Dios convirtió a la pequeña mensajera en una preciosa estrella fugaz, y le dio el don de conceder deseos cada vez que alguien viera su bellísima estela brillar en el cielo.

Y así la estrellita pequeña esta cada noche de navidad junto al niño Jesús.

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