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Colombia: la radio de los secuestrados

En el aire desde hace 14años, el programa radial "Las voces del secuestro", dirigido por el periodista colombiano Herbin Hoyos Medina, se ha convertido para miles de rehenes en poder de las FARC en una cita semanal con la vida: les lleva las novedades cotidianas, las alegrías, las esperanzas y los mensajes de amor de familiares y amigos.Por Patricia Rey

En el país cafetero existe un espacio radial que, a diferencia de los demás, no quisiera tener más audiencia. Se trata de «Las Voces del secuestro», creado hace 14 años para servir de puente entre los cientos de rehenes de guerrilleros, paramilitares o delincuentes comunes en todo el país y sus desesperados familiares, quienes los mantienen al tanto de lo que pasa en sus vidas durante la dolorosa ausencia.

Los sentimientos eran encontrados en una emisión días atrás, realizada esta vez desde un hotel de Caracas. La liberación de los cuatro ex congresistas rehenes de la guerrilla -la segunda de un grupo de «canjeables» que se producía en menos de dos meses- era una buena noticia para aquellos familiares que durante años habían enviado mensajes a sus seres queridos.

Pero la muerte del segundo hombre de las FARC, Raúl Reyes, dejó una honda preocupación por la suerte de aquellos que se quedaron, ante el temor de posibles represalias de los subversivos, y, muy especialmente, por el delicado estado de salud de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. El encuentro entre los recién liberados y los periodistas fue emotivo. A éstos sólo los conocían por sus voces.

En la madrugada de los domingos, envueltos por la oscuridad de la selva, solos o en grupos, a veces bajo condiciones extremas, rodeados de toda clase de bichos, los secuestrados escuchan durante cuatro horas el programa por el que han esperado con ansiedad la semana entera, en una suerte de escape mental.

«Muy buenos días. Aquí iniciamos esta cita con todos los secuestrados en Colombia. A quienes están en el terrible papel de secuestradores les pido que nos permitan las radios, para que los mensajes lleguen a los secuestrados». Es el encargo que siempre repite el periodista Herbin Hoyos Medina (38 años), creador y director del programa, desde los estudios de Caracol Radio, en Bogotá.

No hay certeza de cuántos lo sintonizan, pero se estima que actualmente hay 4200 personas privadas de libertad -735 secuestradas en el último año-, según la unidad investigativa que dirige Herbin a través de la agencia Voces, y más de 3200 según cifras de la Fundación País Libre, una ONG especializada en el estudio, la atención y prevención de este delito en Colombia.

La iniciativa surgió tras el secuestro del profesional. No podía ser de otra forma. Era marzo de 1994 y Herbin estaba -como todas las noches- trabajando en la emisora cuando de la recepción le avisaron que lo buscaban unos auditores que exigían el premio de un concurso. Eran guerrilleros de las FARC que, con armas escondidas bajo gruesas chaquetas, lo amenazaron con atentar contra su familia si no los acompañaba. El objetivo era supuestamente enviar a través de él un mensaje subversivo.

Al llegar a un lugar montañoso de la región del Tolima, 300 kilómetros al sur de la capital, Herbin observó bajo un plástico y en medio de una torrencial lluvia a un campesino que, amarrado con una cadena a un árbol, se aferraba a una pequeña radio, sintonizada en el programa «Amanecer en América», del que lo sacaron a la fuerza. Herbin se acercó.

-¿Usted qué hace?-, le preguntó el secuestrado.

-Soy periodista.

-Ustedes, los periodistas, ¿por qué nunca hacen nada por nosotros los secuestrados?-, le reclamó el campesino.

«Yo no tuve respuesta para eso pero, al ver la forma en que dependía todo el día de esa radio, ahí me surgió la idea de hacer algo», recuerda Herbin.

El periodista se prometió que, si era liberado, haría algo por esas personas. Estuvo 17 días en poder de sus captores, en medio del fuego cruzado, hasta que el ejército logró rescatarlo. Lo primero que hizo al retornar al programa fue contar su encuentro con don Nacianceno Murcia y abrir los micrófonos para los familiares de los secuestrados que quisieran enviarles un mensaje.

«Fue impresionante ver cómo a los cinco minutos se congestionaron las líneas por la gente que llamaba para reportar casos de secuestrados y para saludar. Empecé a hacer una gran lista», rememora, y agrega que existen secuestrados que cuentan el tiempo transcurrido en cautiverio según la cantidad de programas escuchados.

Fue tal la popularidad ganada a través de los años que, posteriormente, otras radios también crearon espacios para esta audiencia y sus angustiadas familias. El programa «La Carrilera», dirigido por el periodista Nelson Moreno en la radio RCN de Cali, nació en 1997, luego de que las FARC tomaran una base militar en el sur del país y secuestraran a 18 soldados. Los familiares comenzaron a enviarles mensajes diarios. Pruebas de supervivencia posteriores confirmaron que ése era el único programa que los militares podían sintonizar a las cinco de la madrugada.

Noticias de la vida cotidiana

En «Las Voces…» se envían entre 500 y 700 mensajes en una noche, leídos en los estudios o por grabaciones telefónicas. Se escuchan recados de todo tipo: amor, esperanza, nacimientos, muertes, hasta infidelidades, como el mensaje de un hombre que le advirtió a su amigo que su esposa acababa de tener un hijo, siendo que él llevaba 24 meses secuestrado. Tampoco faltan los mensajes en clave, de familiares que negocian con secuestradores, pese a que en el programa se oponen a ser usados para estos fines y a que está prohibido por la ley.

Pero lo que predomina son los detalles de la vida cotidiana, como los que casi a diario le envía Lucy de Gechem a su esposo, el senador Eduardo Gechem (56 años), raptado desde febrero de 2002, cuando iba en un avión rumbo a Bogotá a sesionar como presidente de la Comisión de Paz de la Cámara Alta. «Los mensajes son como el alimento que ellos tienen (…) Le pido que no me deje de amar, le digo que lo esperaré siempre, que sigo dando la lucha por él y le ruego que resista y no pierda la fe de que va a regresar», cuenta ella.

Para Juan Carlos Lecompte, marido de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, este ritual es una tortura: «No me ayuda mucho, todo lo contrario, cada vez que mando un mensaje es como perder mucha energía. En realidad es un martirio, por eso no lo hago todas las semanas, como debería, sino cada quince días, porque después que mando el mensaje no puedo dormir».

Al principio se recibía gente en los estudios, práctica que terminó luego de algunas amenazas contra las instalaciones de la radio y atentados contra Herbin Hoyos por sus denuncias e investigaciones sobre secuestros y tráfico de personas, que lo obligaron a exiliarse en Estados Unidos y España por un breve tiempo. Su familia quedó viviendo definitivamente en el exterior, pero él siempre regresa. Desde entonces se traslada en auto blindado, con chaleco antibalas y guardaespaldas pagados por el Estado, como deben movilizarse varios periodistas en Colombia.

Para este comunicador de la Universidad Complutense de Madrid, especializado en derecho internacional humanitario, ganador de varios premios periodísticos, dentro y fuera de su país, por sus investigaciones y autor del libro Las guerras del terrorismo , estar en medio de los conflictos no es algo nuevo. Ha sido corresponsal de guerra en Irak, Bosnia Herzegovina, Kosovo, Serbia, Sierra Leona y Chechenia, donde incluso fue torturado por las autodefensas de Grozni. También entrevistó en exclusiva a Yasser Arafat, en 2002.

El aliento de los liberados

Hoy, su programa «Las Voces del secuestro» no sólo tiene sintonía en las selvas colombianas a través de 162 emisoras en todo el país. En dos ocasiones ganó el premio de audiencia de la Asociación Mundial de Radioaficionados, y es transmitido vía satélite a Nueva York, Miami, Panamá, París y Londres, y al mundo entero a través del portal web de Caracol Radio.

Luego de ser liberados, muchos de los ex rehenes van al programa para dar una voz de aliento a los que se quedaron. Sus mensajes también dan fuerza a los secuestrados para desistir de la idea del suicidio como escapatoria al sufrimiento.

Tras recuperar su libertad y en una rueda de prensa en Caracas, la ex compañera de Ingrid, Clara Rojas, afirmó que, para ella, la cita con el programa era como la de una mujer enamorada, aunque también destacó: «Lo más importante es que no haya más voces del secuestro». La también liberada senadora Consuelo González, pese a que llevaba dos días sin dormir, participó el pasado domingo 13 de enero, desde un hotel en la capital venezolana, en el programa que desde allí transmitió Hoyos. En las pruebas de supervivencia que llevaba consigo la legisladora, hubo palabras de gratitud del ex gobernador Alan Jara y de emoción del coronel Luis Mendieta, porque su hija, la periodista Jenny Mendieta, colabora en el programa: «Así puedo escucharla repetidas veces», escribió en una carta.

En la Navidad pasada, previo a la liberación de Clara y Consuelo, miles de personas con velas encendidas, y pese al frío de la madrugada, participaron en una jornada de vigilia de seis horas en la Plaza de Bolívar, en la capital, desde donde se hizo el programa, para pedir la liberación de todos los secuestrados en Colombia.

El programa se apoya además en un portal web ( www.lasvocesdelsecuestro.com ) que recibe en promedio tres millones 200 mil visitas mensuales.

Nacianceno Murcia, el anciano campesino que le dio la idea, fue liberado dos años después del decisivo encuentro, pero le quedó el hábito de escuchar en las madrugadas del domingo el programa que ayudó a crear y que, según su director, no se emitirá más el día que el último secuestrado en Colombia consiga la libertad.

Por Patricia Rey

Fuente: suplemento Enfoques del diario La Nación, domingo 16 de marzo de 2008.

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