El disparador fue la participación de Boca en la copa de clubes campeones con representantes de cada continente. Así el objetivo de conocer a Japón se hizo más accesible: el viaje de avión cuesta unos 6.000 dólares ida y vuelta y en una promoción especial se redujo a 3.900 dólares, cuyo paquete incluyó pasaje, hotel, una excursión y las entradas a la cancha para los partidos, durante los días 8 al 20 de diciembre últimos.
Algunos rafaelinos no se quisieron perder esa oportunidad. Es el caso de Jorge Ghiano quien viajó con su hijo Jorge Emanuel Jesús y un primo santafesino, sumándose así a otros 2.500 hinchas de distintos lugares del país, como también argentinos en Europa y japoneses (hay más de 100 peñas).
«La sociedad japonesa es casi perfecta, el orden existe en todo sentido con respecto hacia los demás; estuvieron cerrados casi 1950 hasta que llegaron las costumbres occidentales después de la segunda guerra mundial», opina Ghiano en una entrevista con este cronista.
Esto se puede observar en la vestimenta de marca, y en la utilización de autos nuevos y confortables. Tienen marcas propias como Nissan, Honda, Toyota, Lexus, produciendo al mundo 8 millones de unidades (solamente unos 3 millones de Nissan), superando a Ford y General Motors.
Y agregó: «El 80% de la población japonesa tiene un nivel de vida de clase media hacia arriba. Los jóvenes estudian en la universidad y trabajan con un ingreso mensual de 2.000 dólares y luego en su carrera profesional llegan hasta los 5.000».
Se pueden conseguir créditos bancarios a 40 años, teniendo valores por las «nubes»: un departamento de 50 m2 sale unos 500.000 dólares y una casa se duplica. Esto se explica por la escasez de lugares, ya que la superficie de la isla es similar a la provincia de Buenos Aires (el 80% es montañosa), pero viven 130 millones de personas. Tokio tiene unos 12 millones y se suma Yokohama (totalizan 23 millones).
Entonces las comunicaciones son a través de trenes porque no hay lugar en la actual capital para estacionar. Construyeron cinco niveles hacia arriba y abajo del nivel sobre la tierra. Por ejemplo un tren pasa a la altura del piso 11 de una torre. Las autopistas y las vías están muy cerca de los edificios (de 5 a 10 m de distancia), pero construyeron unos paneles antirruidos.
«Tokio fue construida a nueva después de la guerra y hay edificios hasta 60 pisos de altura», para agregar que «en cambio Kyoto conserva las costumbres, no fue bombardeada y durante años fue la capital japonesa».
Otro dato es que la tasa de natalidad es baja (similar a los países europeos): la gente sólo tiene un hijo y un alto porcentaje no tiene ninguno, debido al alto costo de la crianza y la educación de los chicos.
Plano religioso
Muchas características de la cultura japonesa está ligada a la religión: el sintoísmo con mandamientos para la vida terrenal desde hace dos milenios, que es única en el mundo. Aparece la figura de Buda que luego de su paso por este mundo «volvió» a Dios: «Creen en la reencarnación, si la persona muerta fue buena se reencarna en otra mejor, pero si fue mala lo hace en un animal y para purgar sus pecados está el suicidio.
Por eso es el país con la mayor tasa de suicidio del mundo».
Los templos budistas ocupan media manzana de extensión con jardines y los asistentes elevan sus pedidos a Dios. «Son politeístas y tienen unos 8.000 dioses. Al templo hay que ingresar descalzo y te proveen sandalias de cuero».
Por otro lado, cuando viajan en trenes utilizan el tiempo para seguir trabajando con celulares de cuarta generación con un tamaño mayor a los conocidos en este parte del planeta, pero con información sobre el tiempo, las finanzas, los mercados. «Solamente hablan por celulares en la calle, pero está prohibido su uso en lugares cerrados y se permiten los mensajes de texto. En la calle nadie grita y los japoneses se sorprendieron cuando los hinchas de Boca cantaban en la vía pública», precisa.
El famoso tren bala que circula a 320 km por hora emplea dos horas para el trayecto Tokio-Kyoto (hay 500 km de distancia) y el costo del boleto es de 300 dólares. Las comidas tienen mucho pescado crudo y arroz y los platos son pequeños. «Esto lleva a una dieta en las personas, ya que no se ven gordos ni tampoco altos», ejemplifica.
Los transeúntes circulan por la veredas de izquierda y en el medio hay una línea de mosaicos amarillos para el reconocimiento de los ciegos.
«No hay accidentes de tránsito y nadie cruza el semáforo en rojo», concluye.
Emilio Grande (h.)
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 12 de enero de 2008.