«Sobre la intención de este documento (en ocasión de las elecciones), nos parece a los obispos que hay que invitar y estimular a los argentinos -especialmente a quienes comparten la fe- la conciencia que la patria y las instituciones se van construyendo día a día y no esporádicamente cada vez que hay elecciones. Ser ciudadano es una actitud de vida que hace que se tenga un empeño perseverante por el bien común en las distintas esferas personal, social y vida cívica».
Así se expresó monseñor Carlos Franzini, obispo de la diócesis de Rafaela, durante una entrevista con este cronista. Hace unos días estuvo en Roma con motivo de su misión pastoral del Episcopado y antes participó de la asamblea plenaria de la CEA del 28 de abril último.
Y agregó: «No sólo el día de elecciones, soy ciudadano el día que pago los impuestos, cuando construyo vínculos sociales y respeto las normas de tránsito. Ir a votar significa una preparación, conocer los candidatos, ver que es lo que proponen acompañado por su trayectoria personal y sí concuerda con lo que queremos para nuestra patria».
-En un país con mayoría de cristianos, ¿falta un mayor compromiso ciudadano?
-Lo real es que los cristianos no terminamos de asumir cada uno en su lugar el compromiso de fe en el orden temporal. El país no debería estar como está si los cristianos viviéramos con plena coherencia la repercusión social de nuestra fe.
-En el documento reciente se habla de transparencia y alejarse de las dádivas y el clientelismo. ¿Cuesta alejarse de estas prácticas?
-Son muchos vicios que las instituciones democráticas todavía tienen y con el esfuerzo de cada uno se tienen que ir acabando. En el caso de la dádiva está el que la da y el que la recibe, pero hay mucha más responsabilidad en el primero. Todos tenemos derechos y obligaciones para construir el bien común.
-En el conflicto de Santa Cruz apareció la figura del obispo de Río Gallegos Juan Carlos Romanín, buscando el diálogo y el consenso a pesar de haber sido criticado por autoridades.
-Es importante que cada uno ocupe el lugar que le corresponde y en principio no le corresponde a los obispos estar actuando de mediadores institucionales. Una de las cosas de las democracia es el funcionamiento de las instituciones. Ante situaciones límites como las de Santa Cruz, Neuquén y otros lugares a veces menos noticiosos de los medios nacionales que nacionalizan todo conflicto, hay intervención de obispos y otras personas de la Iglesia para facilitar el encuentro de las partes.
-Por otro lado, ¿de qué manera contribuirá a la evangelización el V Conferencia Episcopal Latinoamericano en Brasil?
-Es un momento fuerte de la Iglesia para el camino pastoral en América Latina. En la Argentina no estuvo demasiado presente ya que nosotros venimos trabajando «Navega mar adentro» y nos propusimos que nuestro aporte sea la experiencia del camino pastoral con este documento.
-Durante la visita de Benedicto XVI a Brasil se habló de una pérdida de fieles del catolicismo. ¿Se buscarán nuevos caminos de evangelización?
-Hay que aceptar con humildad que nuestra presencia evangelizadora en muchos espacios se ha ido empobreciendo. Esto demuestra la necesidad de Dios, de vida religiosa y anhelo de espiritualidad que tiene la gente.
Si no lo encuentran en el ámbito propio donde nacieron y crecieron lo van a buscar a otros lugares.
-¿Qué análisis hace de la visita del Papa a Brasil?
-Más allá de las apreciaciones de los medios, la figura del Papa es convocante. Incluso en las audiencias públicas de los miércoles y en el Angelus de los domingos está yendo más gente que con Juan Pablo II. En Brasil hubo una muy linda respuesta, en algunos encuentros especulaban con más gente. La visita fue pastoral y así lo interpretó el presidente Lula.
-Con los periodistas en el avión de ida a Brasil, el Papa respondió sobre la excomunión de legisladores de la ciudad de México que votaron a favor del aborto y después salió una aclaración de su vocero. ¿Qué dice el Derecho Canónico?
-Hay una pena canónica de excomunión para quien procura el aborto, lo facilita, favorece o coopera en ese sentido y el Papa recordó esto. No es que la Iglesia los excomulga como algo persecutorio sino que hay unas reglas de juego que tenemos y adherimos de corazón. De hecho quien favorece la despenalización del aborto se autoexcluye de la comunión eclesial.
