Por Emilio Grande (h.).- Lo que debió ser una fiesta ciudadana el domingo pasado al cumplir nuestra ciudad 140 años de su formación, la verdad que el acto oficial en la plaza 25 de Mayo con la presencia de autoridades se vio desdibujado por un reclamo que no fue el mejor lugar y momento para hacerlo.
Previamente, las autoridades y representantes de las tres comisiones de hermanamiento Sigmaringendorf, Fossano y Carcabuey realizaron el descubrimiento de una placa conmemorativa por los 140 años de Rafaela. Luego, una ofrenda floral al pie del monumento al formador Guillermo Lehmann. El acto fue encabezado por el gobernador Omar Perotti, acompañado por el intendente Luis Castellano, autoridades provinciales y municipales, legisladores nacionales, provinciales y locales.
Perotti afirmó que “Rafaela es una de las ciudades que hay que acompañar porque durante muchos años no fue así. Lo hacemos desde el pleno convencimiento de que hay que reparar daños producto de ese retraso, ya que la ciudad pone mucho y en su historia ha puesto mucho”.
Castellano expresó: “Rafaela es una ciudad consolidada, dotada de infraestructura, con un entramado institucional y productivo líder en el país. Tenemos un futuro inmenso y prometedor que ya se está materializando y lo vemos en las obras públicas, tan largamente esperadas, que podemos empezar”.
Ambos enumeraron las obras en marcha: la autopista en la ruta 34, el gasoducto regional, el nuevo hospital, la construcción del edificio de la UNRAF, el entubado del canal sur, la remodelación del bulevar Santa Fe, el acueducto, la construcción de ciclovías y ciclocarriles, la modernización y ampliación del Centro de Monitoreo y la Guardia Urbana, entre otras.
Estas obras se están llevado a cabo, pero fueron mencionadas en el contexto de la campaña política, de las elecciones legislativas del 14 de noviembre, donde el oficialismo perdió en los tres niveles: nacional, provincial y local.
Volviendo al acto, hubo oraciones ecuménicas. Mientras hablaba el pastor Exequiel Navarro de la Iglesia Evangélica “Jesucristo, Mi Esperanza”, Vanesa Carrasco (mamá de Mía) dejó delante del atril un cartel que decía que “las infancias están en peligro”, un anticipo de lo que iba a ocurrir minutos después.
Cuando estaba realizando la oración el obispo diocesano Luis Fernández se vivió un momento de tensión: Carrasco subió la escalinata y se dirigió hasta el estrado donde estaba Fernández, increpándolo de mala manera, colocando carteles en el atril, expresando: “Mi nena fue violada y se siguen violando; no me mirás porque te da vergüenza”, mientras se acercaron algunas personas para tratar de desalojar a la mujer y se escucharon algunos aplausos de apoyo. Luego Fernández continuó con su mensaje, pero se lo notó nervioso y sorprendido por la desagradable situación vivida.
Conviene recordar que hay una denuncia judicial sobre un presunto abuso de la nena mencionada en el Colegio San José. Después que se conociera el hecho, el prelado recibió a la familia de Mía con sus abogados para escucharlos en el Obispado, cuyo frente recibió huevazos y pintadas como el edificio del San José durante las marchas.
A decir verdad, no fue el mejor momento elegido por Vanesa Carrasco para hacer este reclamo delante las autoridades y del público presente. Bien pudo hacerlo al término del acto y pedir una reunión para otro día…
El Municipio demoró más de un día para emitir un comunicado por lo sucedido: “Ante los sucesos de público conocimiento, el Ejecutivo lamenta el hecho que se dio cuando el obispo Fernández se estaba dirigiendo a los presentes. El episodio se produjo sin ningún tipo de aviso previo, en el acto que el Estado local organizó oficialmente. Asimismo, seguirá acompañando los pedidos de justicia que la familia viene realizando y a su vez pidiendo el esclarecimiento de los hechos”.
En cambio, no se conoció ningún tipo de disculpas públicas por parte del gobierno provincial. Sirve poco que Perotti haya ido al término de la misa, donde seguramente se solidarizó con Fernández en el atrio de la Catedral.
Tanto las autoridades provinciales como municipales debieron estar atentos a los acontecimientos que hubo cuando hablaba el pastor Navarro porque seguramente iba a ocurrir el desenlace del escrache al obispo. Durante el acto o al final debieron pedir las disculpas del caso, pero primó la especulación y el rédito político.