“Eso me indujo a hacer algunas observaciones sobre las causas de las inundaciones y los medios de evitarlas, y encontré que esta cuestión estaba íntimamente ligada con la de las secas, que de tiempo en tiempo hacen sentir sus efectos desastrosos sobre distintas regiones de la Provincia”.
“Aún más, adquirí la convicción de que todo esfuerzo y todo trabajo que tendiera a EVITAR uno de esos males, sin tener en cuenta el otro ocasionaría probablemente más perjuicio que beneficio”. FLORENTINO AMEGHINO, 1889.
Entre ésos casi 2.500 años pasaron centenares de pensadores de distinto calibres, algunos de cuyos objetivos era el dominio del hombre sobre la naturaleza.
Con más de 25 años machacando sobre éstos asuntos, harto de “arar en el mar de la indiferencia oficial y privada”, vuelvo a insistir en un tema que se vuelve cada vez más crucial, ya no en el destino de las nuevas generaciones, si no en un presente ya iniciado que afecta a la humanidad en su conjunto: Globalización del Medio Ambiente, Cambio Climático, recalentamiento de la capa de ozono le dicen…
Parto sobre la base que todos los grandes y cada vez más acelerados avances tecnológicos y científicos, están cada vez más interrelacionados y condicionados muchas veces por el cambio climático y el deterioro o no de las condiciones ambientales. Por ende es necesario recalcar nuevamente que tanto el agua como el aire, medio ambiente y suelo son un patrimonio común y no puede ser gerenciado como una herramienta política o económica más, y su administración tiene que ser efectuada por mecanismos democráticos, autónomos y representativos, dejando de lado a quienes lucran con una necesidad tan vital.
AUTO-CRÍTICA Y CRÍTICA GENERAL: aferrados (yo también me incluyo) a fórmulas matemáticas que parecían super-confiables e infalibles, dónde actuaban como variables los promedios de lluvias, intensidad de precipitación, temperaturas, evaporación, evapotranspiración, escurrimiento, etc., hemos sido presa, quién más, quién menos, de una tecno-librocracia empantanada hace ya demasiado tiempo en el barro de la realidad cotidiana.
En cuanto al I.A. (Impacto Ambiental) no supimos conectar en tiempo y forma el deterioro del medio ambiente, los cambios climáticos evidentes a ojos vista, el desmonte irracional a escala global y regional, el accionar del hombre (urbanización creciente, construcción de nuevos caminos, puentes, diques, embalses, la contaminación y salinización de las aguas y los cambios en la bio-diversidad que ya están presentes en el mundo actual).
Como una primera consecuencia debemos partir de una NUEVA REALIDAD que sin desdeñar los valiosos conocimientos adquiridos pongan en el tapete los recientes y cada vez más frecuentes flagelos que azotan a la humanidad y a nuestra región (en el amplio sentido de la palabra).
Es necesario entre otras cosas actualizar la metodología, los cálculos e impactos consecuentes para afrontar el presente con las nuevas armas que nos provee la ciencia y la tecnología para ponerlas al servicio del bienestar del hombre y no en su contra.
Por ejemplo: el desfasaje de los ciclos biológicos (10 a 15 días-promedio en los últimos 20 años) ya es visible en la mayoría de los países del mundo. Según el INRA (INTA de Francia) en el Coloquio Internacional llevado a cabo hace algunas semanas titulado “Cambio Climático y Agricultura”, se llegó entre otras a la conclusión que los agricultores deberán cambiar sus calendarios, debiéndoselos adaptar a las actuales condiciones climáticas.
Lo complejo de la cuestión nos conduce a plantearnos la necesidad de constituir de manera permanente tanto en el orden nacional como provinciales, la formación de equipos interdisciplinarios constituidos por Ingenieros Hidráulicos, en Recursos Hídricos, Agrónomos, Informáticos, Biólogos, Genéticos, Forestales, Meteorólogos, Geofísicos, Zoólogos , etc. que se aboquen al tema, para lo que se los debe dotar no sólo de los medios y presupuestos adecuados, sino que las Autoridades de Aplicación tendrán que tomar las medidas necesarias para que sus conclusiones NO CAIGAN EN LETRA MUERTA.
De ahí a plantear la creación por Decreto del Congreso de la Nación de un MINISTERIO DEL AGUA Y MEDIO AMBIENTE con sus correlatos provinciales, donde se unifiquen bajo un mismo mando los múltiples Organismos muchos de ellos superpuestos, pudiéndose tomar como ejemplo la reciente creación en Santiago del Estero de la Secretaría del Agua con rango de Ministerio.
Deberá entre otras cosas legislarse, reglamentar y hacer cumplir la figura del DELITO AMBIENTAL, tanto en el sector oficial por negligencia, corrupción, etc., como en el ámbito privado.
Estos equipos, o grupos de trabajo además de absorber y difundir sus conocimientos a nivel local, nacional e internacional deberán ser autónomos ya que múltiples intereses transnacionales nos exigen velar por nuestra independencia en el campo científico.
También se deberá tener especial cuidado que éstos equipos actualmente fragmentados cuando existan, se unan en un esfuerzo común, donde se eludirán las mezquindades, rivalidades o competencias entre ellos y/o las Instituciones que representen, tanto sea por la paternidad de las ideas, reparto de presupuestos y medios entre otros.
Aunar y vincular, no “amontonar” especialistas para trabajar, investigar, experimentar y discutir en conjunto las ideas- madres, debiendo redundar en beneficio no sólo de la ciencia, si no de la comunidad toda con sus efectos a mediano y largo término en el bienestar socio-económico del hombre.
Debemos ser concientes de la magnitud del daño que hemos generado sobre el medio ambiente en muy corto plazo (a escala planetaria). Para que este proceso sea reversible naturalmente, podría llegar a tomar una cantidad de tiempo que excede la escala humana. Cada año millones de toneladas de suelo fértil desaparecen como consecuencia de de la intervención humana con la realización de prácticas agrícolas y forestales inadecuadas, incendios forestales, obras públicas y actividades mineras. Por otro lado debemos pensar que si en la actualidad, mágicamente, se dejaran de emitir las principales sustancias que destruyen las moléculas de ozono (cloro, bromo, etc.) a nivel global, el proceso natural de creación demoraría aproximadamente 30 años en reparar el daño ocasionado hasta el día de hoy.
“Somos todos partícipes y responsables en distintas medidas del calentamiento global y los grandes flagelos que afectan a la humanidad. Estamos construyendo o destruyendo el futuro para nuestros hijos, nietos, bisnietos y sucesivas generaciones?… Debemos replantearnos esto en cada acción que realicemos.”
Daniel Pustilnik
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Icho Cruz (Córdoba), 3 de Abril de 2007.
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