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Planteos a favor y en contra de planta de ósmosis inversa

Ante el proyecto presentado por la oposición sobre el impacto ambiental de la planta de ósmosis inversa a habilitarse en Rafaela en el corto plazo, Daniel Pustilnik (especialista en recursos hídricos) recuerda lo expresado hace más de un año.

En nuestra ciudad se plantea como una panacea la instalación de una planta de ósmosis inversa, para solucionar en parte el abastecimiento de agua para la ciudad hasta que dentro de algunos años se disponga del acueducto centro-norte. Daniel Pustilnik, rafaelino profesional en temas relacionados con el agua -radicado en Icho Cruz, Córdoba- realiza un análisis sobre ventajas y desventajas del sistema. El impacto ambiental puede tener serios efectos. Además, hay que disponer en el subsuelo de una enorme fuente de provisión.

En los casos de ciudades de mediana o gran importancia, como es el caso de Rafaela, la provisión de agua dulce por medio de equipos desaladores (o desalinizadores), tiene sus pro y contras, los que son necesarios evaluar al momento de tomar una decisión al respecto.
En primer lugar debemos aclarar que prescindiendo de los costos, muchas grandes ciudades en el mundo desalinizan el agua de mar, devolviendo al mismo el agua de «rechazo» o salmuera. Un ejemplo: dentro de pocos meses, y para fines económicos, se inaugurará una planta en Minera Escondida, Antofagasta (Chile), que tomando las aguas del Océano Pacífico, de unos 32 gr/litro de sales totales producirá 45.000 m3/día de agua dulce, elevándola a 3.100 metros de altura, para producir cobre de baja ley.
Una vieja planta de ósmosis inversa en Alicante (España), produce actualmente unos 20.000 m3/día, y sumándola a otras de la región se «producen» más de 150.000 m3/día de agua. Próximamente en Torrevieja (España), se inaugurará una nueva planta que suministrará unos 220.000 m3/día. La misma servirá no sólo para dotar de agua potable para uso humano, sino que también para riego por goteo, tomando el agua «cruda» del Mediterráneo, y devolviendo al mismo la salmuera.
Por supuesto que las mayores plantas de ósmosis inversa se encuentran en las grandes ciudades petroleras de Medio-Oriente, donde el líquido elemento es más escaso que el oro negro. El costo de producción aumenta con el porcentaje de sal que tiene el agua.
Sin embargo y aparte de este inconveniente, se plantea, entre otros, el problema del eventual daño al medio ambiente. En efecto, para producir como en el caso de Rafaela unos 6.000 m3/día de agua desalinizada, sería necesario tratar aproximadamente unos 10.000 m3/día, tomando como base que se pudiese encontrar -previo estudio hidrogeológico- tamaña fuente de suministro, donde el tenor de sales de los pozos no sobrepasen los 3 ó 4 gr./litro de Sales Totales. Caso contrario, si se recurriera a napas profundas (de mayor salinidad) el problema del impacto ambiental y costos sería aún mayor.
En efecto, tratar unos 10.000 m3/día de agua con «sólo» 3 gramos de sal por litro nos «regalaría» unas 30 toneladas al día de sales (unas 10.950 toneladas/año).
Pensaron los que «acuñaron» esta idea de ósmosis inversa ¿qué hacer con tamaña cantidad de salmuera?
¿La mandarán en bruto y a cielo abierto al arroyo más próximo?
¿Y los pueblos cercanos aguas abajo cómo reaccionarán?
¿Inyectarán y a qué costo el agua salada en acuíferos profundos?
¿A qué distancia de la población (acueducto) se encontrará la fuente de agua de mejor calidad relativa?
¿Pensaron alguna vez en reducir las pérdidas al mínimo, comenzar a instalar dobles cañerías paralelas, una para consumo humano y otra para usos domésticos?
Estos y otros interrogantes deberán plantearse con urgencia las autoridades de ejecución respectivas.
También sería hora que se vaya analizando que para los baños y otros usos no es necesaria agua potable cada vez más escasa, y que 50 litros/día por habitante son más que suficientes para consumo humano.
Nunca como en el presente siglo se presentó en la historia de la humanidad una crisis hídrica de la magnitud actual, debido al alto consumo, generadora del agotamiento y salinización de las napas y el uso irracional de un recurso cada vez más escaso.
Por último, la sociedad en su conjunto deberá asumir que el agua, tanto como el aire es un patrimonio común, no puede ser gerenciado como una mercadería más y su administración deberá ser efectuada por mecanismos democráticos y representativos, dejando de lado a quienes lucran con una necesidad tan vital.

Contras

Los costos se elevan de acuerdo al nivel de sal que se encuentre en el agua.

Debe medirse el impacto que tendrá sobre el medio ambiente antes de construirse.

Debe encontrarse una fuente de suministro lo suficientemente grande.

Pros

Se incrementaría el suministro de agua potable en la ciudad, sin un nuevo acueducto.

Podrían volver a usarse las napas de la zona, dejadas de lado por el contenido de arsénico.

Se estima que también se reducirá la altura de las napas freáticas.

Daniel Pustilnik
Icho Cruz(Cba)
Geocom@dcc.com.ar

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 13 de febrero de 2006

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