Torino: el auto argentino que hace 40 años revolucionó al TC

El 26 de febrero de 1967 es una fecha que marca "un antes y un después" en los setenta años de historia del Turismo Carretera. En la Vuelta de San Pedro, el cordobés Héctor Luis Gradassi hizo ganar, en su debut en la categoría, al Torino 380W, el auto argentino. El equipo, se identificó como "la CGT" (Eduardo Copello, Gradassi y Jorge Ternengo). El diseño del automóvil que hace cuarenta años revolucionó a la categoría más popular de Argentina, fue responsabilidad del rafaelino Oreste Berta.Por Víctor Hugo Fux

Aquel domingo 26 de febrero de 1967, hace exactamente cuarenta años, quedaría grabado a fuego en el historial del Turismo Carretera.
En la Vuelta de San Pedro, competencia que abrió la temporada de una categoría en la que pretendían seguir reinando las legendarias y hoy añoradas cupecitas, un automóvil íntegramente fabricado en Argentina comenzó a escribir un nuevo capítulo en el libro dorado del TC.
El desembarco del Torino, en su versión 340W, provocó una revolución impensada. Tres unidades de la marca, con pocas modificaciones en su aspecto exterior respecto de las que por entonces circulaban por las calles y rutas de nuestro país, surgidas de la División Vehículos de Avanzada de Industrias Kaiser Argentina, sorprendieron en esa prueba inaugural del campeonato, a propios y extraños.
Oreste Berta, un rafaelino de inigualable capacidad creativa, fue el responsable de diseñar y preparar las máquinas en la planta de Santa Isabel.
Los pilotos que integraría el equipo, también fueron elegidos por el mismo Oreste, que realizó una «apuesta fuerte» al confiar en figuras poco reconocidas en el automovilismo nacional y menos aún en el TC.
Eduardo José Copello -el «Maestro» sanjuanino- fue su as de espadas.
Héctor Luis Gradassi -«Pirín», un cordobés de enorme talento- fue el segundo nominado.
Los dos, con una interesante experiencia en el Turismo Anexo J y con aisladas presencias en el TC, desafiando a los «históricos», con sus diminutos Renault (Copello) y Auto Unión (Gradassi) en los circuitos que por entonces visitaba la especialidad.
El tercer convocado fue el rafaelino Jorge Juan Ternengo -el «Nene», múltiple campeón de motociclismo y con promisorias actuaciones en la Fórmula 1 Nacional-, para completar un equipo que el ingenio popular identificó desde aquella primera carrera de San Pedro como «la CGT», obviamente, por las iniciales de los apellidos de sus integrantes.
Dos autos «convencionales» y con variantes casi imperceptibles en su carrocería, fueron entregados a Gradassi y Ternengo. Un tercero, con características de «prototipo» por el diseño de una trompa de resina realizada por Heriberto Pronello, fue confiado a Copello.
El motor Tornado OHC-230 impulsó al modelo 380W, que pintado de gris plata y con una franja azul, salió a darles pelea a las cupecitas el último fin de semana de febrero del ’67.
El desafío no resultaba sencillo para las unidades de Oreste Berta y tampoco para los pilotos. Un escenario mixto -de tierra y pavimento- que tenía una extensión de 56,200 kilómetros, debía recorrerse en 10 oportunidades. La exigencia, sin duda, era mayúscula para el que por entonces se conoció en el mercado como «el gran auto argentino».
Copello quedó prematuramente relegado por inconvenientes. Gradassi y Ternengo, en cambio, se instalaron con autoridad en el lote de punta desde el inicio de la competencia.
«Pirín» lideró de principio a fin. El «Nene» ocupó el segundo lugar, hasta que un vuelco, en la séptima vuelta, determinó su abandono.
«Era casi imposible ver cuando bajábamos a la tierra y en una curva, lamentablemente el auto se cruzó, salimos despedidos hacia una zanja para terminar volcando», recordó en aquel momento Ternengo.
Gradassi, imponiendo su ritmo en un circuito que se tornaba cada vez más peligroso, llegó sin demasiados sobresaltos al final. La bandera cuadriculada se agitó para recibir al cordobés y decretar la primera victoria de un Torino en el Turismo Carretera.
Eduardo «Tuqui» Casá, con el mítico «Tractor», debió conformarse con una segunda posición que terminó siendo meritoria frente a semejante muestra de superioridad del producto salido de Santa Isabel.
Hoy, a cuarenta años del debut triunfal de una marca que mantiene su vigencia y que sigue siendo protagonista en la categoría, evocamos a quienes hicieron realidad un sueño: terminar con la hegemonía de los hasta entonces imbatibles Ford y Chevrolet en el TC.
Esto es nuestro humilde pero sincero reconocimiento, a Oreste Berta, Jorge Ternengo y dos «grandes» que ya nos dejaron: Eduardo Copello y Héctor Gradassi.

Víctor Hugo Fux

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 26 de febrero de 2007.

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