La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) hizo llegar su saludo afectuoso a los periodistas en su día y expresó su reconocimiento por la “noble vocación periodística”.
Asimismo, les agradeció que “en este tiempo desafiante de la historia la misión de ayudar a nuestro pueblo a cultivar una conciencia informada, responsable y solidaria en el cuidado de la vida, para salir juntos y mejores de esta pandemia”.
“Valoramos la tarea valiente que responde a esta llamada que nos hizo el papa Francisco en el mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales: ‘Comunicar encontrando a las personas donde están y como son’, agregó.
Firman el saludo a los periodistas, el obispo de Chascomús y secretario general de la CEA, monseñor Carlos Humberto Malfa , y el director de la Oficina de Comunicación de la CEA, presbítero Máximo Jurcinovic.
Texto del comunicado
La Conferencia Episcopal Argentina hace llegar su afectuoso saludo a todos los periodistas en su día.
Al expresar el reconocimiento por la noble vocación periodística, les agradece en este tiempo desafiante de la historia la misión de ayudar a nuestro pueblo a cultivar una conciencia informada, responsable y solidaria en el cuidado de la vida, para salir juntos y mejores de esta pandemia .
Valoramos la tarea valiente que responde a esta llamada que nos hizo el Papa Francisco en el mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales: “Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”.
Rezamos por ustedes y por sus familias, para que el Señor los acompañe y anime a ser siempre servidores de la verdad y el bien común.
Especialmente este año tenemos presente a todos los periodistas fallecidos, para que Dios les conceda el descanso eterno y el consuelo para sus familiares y colegas.
Que María Santísima los proteja para que vivan siempre la alegría de ser fieles a la vocación recibida.
Mensaje de la Comisión Episcopal de Comunicación
Por su parte, la Comisión Episcopal de Comunicación Social difundió un mensaje, en el que destaca que «el alma periodística funciona con la misma lógica que la de las bienaventuranzas» y aseguró que «la vocación periodística lleva en sí un ADN humanista «. El texto:
Queridos amigos periodistas:
Por un lado, venimos de celebrar el Corpus Christi, el cuerpo de Cristo. Un cuadro de la colección del Museo del Prado de Juan Antonio de Frías y Escalante se titula Triunfo de la Fe sobre los Sentidos, que es un poco el misterio que se nos revela para los cristianos al contemplar el Pan. Es el cuerpo de Cristo. Una verdad a la que no llegaríamos por los sentidos, pero sí por la Fe.
Lo mismo hoy. Cristo nos dice en la primera parte de las bienaventuranzas que los bienaventurados son los pobres, los que lloran, los humildes, los hambrientos de justicia… ¿Cómo es posible? Desde nuestros sentidos, no lo son. Pero en la lógica de Dios, de un Dios que es amor, ellos son los dichosos.
El alma periodística funciona con la misma lógica que la de las bienaventuranzas. Bienaventurados para el periodista los pobres, los que lloran, los humildes, los hambrientos de justicia. Bienaventurados los hombres, los vulnerables y los vulnerados. Porque si hay una verdad desconocida esperando ser conocida es el periodista el que se empeña en sacarla a luz para combatir la ignorancia, el engaño, y devolver dignidad al vulnerado y al vulnerable. Si hay una injusticia es el periodista el encargado de señalarla sin temor.
¿Cómo encara el periodista esta labor? En la segunda parte de las bienaventuranzas las claves. Bienaventurado los misericordiosos, los que no saben de rencores porque lo suyo es la comunión y la cercanía, los convencidos de que la verdad y el bien están para ser contadas y la comparten. Bienaventurados los periodistas hambrientos de justicia aún cuando ellos no son las víctimas de esa injusticia. Bienaventurados en su empatía con los que están al lado del camino heridos.
Bienaventurados en su pura vocación, que puede ser arma de poderosos, pero ellos eligen servir a la verdad ya los demás. Bienaventurados cuando escapan de las espirales de violencia y llevan la paz, y proponen la paz. Bienaventurados por no tener miedo a ser perseguidos por estar del lado de la verdad y de la justicia. Bienaventurados cuando en este mundo viciado de opiniones y redes en las que se insulta más que otra cosa sean injuriados por servir a la verdad, servir al bien.
Muchos Hace años el cardenal Bergoglio invitaba a los comunicadores a preguntarse quién es su prójimo. Este año, como el papa Francisco, nos propone salir al encuentro, ir a ver. Ese prójimo, ese pobre, ese vulnerable y vulnerado, necesita de periodistas que vayan y vean. Todos necesitamos, en nuestras vulnerabilidades, de periodistas que nos recuerden lo bueno, lo bello y lo verdadero, y al hacerlo nos unan entre nosotros, nos hagan progresar como familia humana.
Estos días se cumplieron 50 años de la instrucción Communio et Progressio, en la que la Iglesia comienza a proponer que la comunión y el progreso son justamente los fines de la comunicación social.
Bienaventurados los periodistas cuando estén con los vulnerados y vulnerables, cuando vayan a su encuentro para contar su dignidad, cuando estén con ellos, bienaventurados cuando trabajen por la comunión y el progreso. Bienaventurados cuando por hacerlo sean maltratados, ignorados, injuriados, calumniados, subestimados, mal remunerados.
La vocación periodística lleva en sí un ADN humanista. Católicos, no católicos, al abrazar su vocación los periodistas se comprometen con la verdad, con el bien, con lo bello, con el hombre. Necesitamos periodistas. No están solos al abrazar su vocación. Siéntanse interpelados con las bienaventuranzas, y sépanse acompañados, porque es Dios quien las propone, y es Dios el que no los va a dejar solos.
No vemos a Dios con los sentidos. Pero lo sabemos con nosotros, con ustedes, por la Fe. El amor de Dios desafía los sentidos.
También los periodistas desafían los sentidos, cuando en silencio y con paciencia construyen una credibilidad de la que nos fiamos, porque no vemos las realidades que nos cuentan, pero confiamos en ustedes.
Semejante responsabilidad no es ignorada por el Señor. Sépanse amados por él. Sépanse bienaventurados en la vocación que eligieron abrazar.
Más información www.episcopado.org y redes sociales.
Fuente: https://aica.org/