Por Juan Argañaraz.- Antes de proceder a tomar una decisión es muy importante poder generar consensos y buscar alternativas junto a las personas, organizaciones e instituciones afectadas a las nuevas medidas impuestas por el gobierno provincial.
En los últimos días las aguas se agitaron, la gente salió a la calle y muchos otros espacios decidieron al menos por uno o dos días no acatar las órdenes del gobernador Omar Perotti y sus asesores.
La situación es muy difícil para todos, es entendible que haya ciertas medidas que tomar, porque tenemos nosocomios actualmente al 90% de ocupación principalmente por el virus del COVID. Los enfermeros, médicos, doctores y personal de la salud están totalmente devastados y agotados por el estrés de estar en las primeras líneas de batalla, pero sin dudas esto demostró el estado decadente en los cuales nuestros profesionales y no profesionales de la salud deben desempeñarse a diario.
Por otro lado, los centros de actividades físicas, gimnasios, clubes, academias de baile, danza, entre otros, luego de un año completo de pandemia donde sus actividades se vieron afectadas, no solo perjudicando el desarrollo y crecimiento de las mismas, sino también el trabajo de todas las personas que forman parte de ellas, tornándose una situación sumamente difícil económica y laboralmente. Además de la repercusión que esto genera sobre las personas que necesitan realizar actividades físicas, de recreación, para eliminar el ahogo del encierro, el poder desestresar el cuerpo y la mente.
Las Iglesias de todas las denominaciones han aportado desde la contención, en la docencia, en el acompañamiento a los enfermos, familiares y amigos, en la ayuda social, con bolsones de alimentos, indumentaria, también con voluntarios de la salud brindando atención y con voluntarios administrativos informando para las ayudas sociales del Gobierno. Sin embargo, lo que más destaco de las iglesias es el alimento que brindan al alma, al espíritu, el cual es tan importante como el cuidado de la salud física y mental. El virus que debemos inyectar es el del amor, la compasión, la solidaridad y la paz.
Por todo esto mencionado es que hablo del qué y del cómo, si vamos a tomar decisiones busquemos consensos, busquemos alternativas, dialoguemos con las instituciones, no arremetamos contra las mismas. Todas son esenciales para cada uno en su sector, no podemos decir que algo no es esencial porque cada uno desde su ámbito lo es y esta pandemia si algo nos ha enseñado es que todos los espacios tienen su importancia y debemos bregar por respetarlos, escucharlos, dejarles expresar sus necesidades y buscar alternativas convenientes para todos.
El autor es diputado de la provincia de Santa Fe.