«La vida es un soplo» solía repetir mi abuelo Rafael R. Actis y ese dicho se ajusta a esta crónica: hoy cumplen 70 años de casados el matrimonio formado por Ana María Hug y Pablo Ortenzi, en un contexto de crisis matrimonial y de relaciones frágiles en las parejas.
«Nos conocemos del año 1935 en Colonia Nueva (cerca de Humboldt) y estuvimos 4 años de novios», destacan en una entrevista con este cronista. A pesar de algunos achaques para caminar se encuentran bien de salud y sobre todo ella mantiene una lucidez admirable al acordarse de los nombres de sus familiares.
Don Pablo nació hace 93 años en la localidad italiana de Moravella (provincia de Macerata, Región Marche). «Vine a los 13 años con mi mamá María Ventura y dos hermanos, pero anteriormente habían llegado mi papá Pedro y otros 4 hermanos», recuerda.
Por su parte, doña Ana María es originaria de Felicia, tiene 91 años y es hija de Daniel Hug y Madgalena Zeitter. «Mi papá vino a los 7 años de Suiza con un tío», agrega.
Pablo fue empleado durante muchos años en una de las tantas cremerías de la River Plate de origen inglesa que también tenía la fábrica Las Colonias en Rafaela en un predio emplazado en el barrio Belgrano, llegando a tener unas 60 plantas en la zona.
Cuando se casaron en 1939 se fueron a vivir a Pilar y en 1948 fue despedido de la citada compañía, trabajando luego en Ferrari Hnos. -un taller que estaba ubicado en bulevar Roca de esta ciudad-, volvió a la River Plate hasta principios de la década de 1960 en que cerró sus puertas. Finalmente, trabajó durante dos décadas en la empresa Williner en bulevar Roca.
En 1947 se mudaron a nuestra ciudad, compraron un lote en calle Ripamonti 141 (barrio Sarmiento) y gracias a un crédito del Banco Hipotecario construyeron su actual casa. «Le escribí una carta a Evita y a la semana tuve la respuesta del banco. El 19 de noviembre de 1948 se había terminado de construir. En aquella época se podía ahorrar», compara.
Tuvieron 5 hijos: Orlando (casado con Margarita Giorgi), Nélida (con Alcides Romani, fallecido), Hugo (con Ana Trifunfeti), Guido (con Carmen Albrecht) y Analía (con Juan Pagliaroli). La familia se fue agrandando y llegaron 14 nietos: Cristina, Daniel, Pablo, Darío, Carlos, Ana Laura, Walter, Rubén, Roberto Carlos, Patricia, Diego, Carolina, Nicolás y Mauro.
Con el paso de los años vinieron 19 bisnietos: Carolina, Aylen, Mayco, Alan, Georgina, Ariel, Máximo, Tomás, Lautaro, Miqueas, Agustina, Juan Cruz, Facundo, Joaquín, Ignacio, Giuliana, Valentina, Ariana y Tiziana.
Por ahora tienen un solo tataranieto: Brisa.
«Este árbol genealógico dio buenos frutos. Tuvimos años difíciles pero siempre fuimos felices», comenta Ana María de buen humor durante la entrevista, la que también fue compartida con la periodista Chany Fontanetto de Cablevisión.
La receta para llegar bien a esta edad se centra «en la tranquilidad, tomar las cosas con humor y no hacerse mala sangre», sintetiza Pablo con sabiduría. Y añade Ana María: «hay que aguantarse mutuamente», poniendo como ejemplo que «cuando uno canta el otro tiene que escuchar porque si cantan los dos no se escuchan…».
La referencia musical se puede interpretar de distintas maneras: a dialogar y saber escucharse, a aflojar frente a las tensiones que se presentan porque si los dos tiran de la misma cuerda se puede cortar.
Aunque cuesta creer en paradigmas sociales en estos tiempos de crisis de la que no escapa la familiar con separaciones y divorcios con consecuencias negativas para sus miembros, siempre hay signos de esperanza a nuestro alrededor. Hace falta descubrirlos como este amor entrañable de Ana María y Pablo.
Emilio Grande (h.)
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 16 de mayo de 2009.