4 de junio: tiene una alta simbología histórica y política

El 4 de junio de 1810 llegó a Santa Fe el chasqui con la noticia de los hechos ocurrido en el Cabildo de Buenos Aires en la jornada del 25 de Mayo. El 4 de junio de 1943 los jefes de las Fuerzas Armadas derrocaron al presidente Ramón Castillo. El 4 de junio de 1946 Perón asumió como presidente electo de los argentinos. El 4 de junio de 1952 Perón jura su segundo mandato otorgado por el voto popular. El 4 de junio de 1975 el ministro Rodrigo anunció el plan económico.

Por Ricardo Miguel Fessia.- No es un día más, al menos desde lo histórico o desde lo político, no es un día más. Tiene una alta simbología y a pesar de ello, no vimos comentarios al respecto.

El 4 de junio de 1810, llega a Santa Fe el chasqui con la noticia de los hechos ocurrido en el Cabildo de Buenos Aires en la jornada del 25 de Mayo y las autoridades locales reconocen la Junta de Buenos Aires.

El 4 de junio de 1943 los jefes de las Fuerzas Armadas -Ejercito y Marina- derrocan al presidente Ramón Castillo y de esta forma se concluye un ciclo que llamaron “década infame” por la constante del fraude electoral.

El general Arturo Rawson asume la presidencia. Era un ferviente católico, integrante del Partido Demócrata Nacional y de una tradicional familia de la aristocracia argentina. En las internas del Ejército era parte de “los generales del Jousten”, restaurante donde se reunían en Corrientes y 25 de Mayo.

Fue muy efímero y el 7 de junio, en un golpe interno, asume el general de división Pedro Pablo “Palito” Ramírez la presidencia acompañado por Sabá Sueyro como vicepresidente. Estará ocho meses. Para comienzos de 1944, la alianza de Perón con los sindicatos llevó a la primera gran división interna entre los militares. Básicamente aparecieron dos grupos: uno con el propio Ramirez, Sanguinetti, Perlinger identificados con el nacionalismo católico e hispanista; otro con Farrell y el coronel Perón que pretendían formar un nacionalismo laborista.

Un nuevo golpe interno y Edelmiro Julián Farrell el 9 de marzo de 1944 toma la presidencia. Poco tiempo después -junio- el coronel Perón jura como vicepresidente.

Desde el movimiento obrero, la CGT Nº 2 caracterizó el golpe diciendo que «Con la caída de Castillo el pueblo trabajador perdió un enemigo, los especuladores un aliado, la coima y el peculado un indiferente y el nazi-fascismo su mejor amigo».

Superados estos escollos, tenían vía libre para llevar adelante los principios políticos que los iluminaban en un mundo convulsionado por los efectos de la gran guerra europea.

Una de las medidas fue la clausura la editorial “Problemas” propiedad de Carlos Dujovne. Era la mayor productora en Latinoamérica de materiales marxistas y, de paso, quemó todos los libros y detuvieron a decenas de militantes comunistas. Dujovne fue detenido sin proceso a disposición del Poder Ejecutivo y confinado en la cárcel de Neuquén en condiciones extremas. La cárcel construida en 1904 había sido declarada inhabitable y hacía 10 años que estaba como depósito sin presos.

Por medio del Decreto Ley 18.411 (31/dic/1943) se derogó la Ley 1420 de educación obligatoria y laica e implantó en todas las escuelas estatales y privadas la educación católica. En una parte de los considerandos decía: “La escuela oficial sin religión, es una escuela antidemocrática e inconstitucional, que no prepara al niño para el supremo honor a que puede aspirar todo argentino, esto es, a ser Presidente de la Nación”.

En la planta de gestión y con un claro y confeso perfil nazi-fascista,   revistaba el nefando personaje Gustavo Martínez Zubiría, Ministro de Justicia y de Instrucción Pública del país, quien tenía en claro a cuatro grupos o categorías de argentinos que debían tener vedada la posibilidad de ser docentes: los marxistas, los judíos, los homosexuales y los divorciados.

El 4 de junio de 1946 el coronel Juan Domingo Perón asumía como presidente electo de los argentinos. El acto comicial del 24 de febrero le había dado un amplio triunfo al Partido Laborista.

Podría haberse elegido cualquier otro día, incluso pudo ser el sábado 25 de mayo. Pero esa fecha encerraba una simbología especial, recordaba la asonada militar del 43. Era el punto de partida de una experiencia que culminaba exitosamente con una salida electoral.

Con riguroso traje militar, Perón dirigió el discurso a sus seguidores, porque los legisladores de la oposición decidieron no hacerse presentes en el acto. Luego marchó a la Casa Rosada donde lo esperaba el presidente Edelmiro Farrell para entregarle los símbolos y atributos del mando. Cerraron el acto con un abrazo de camaradas de armas que desde fines de 1943 actuaron de común acuerdo para delinear una estrategia de poder.

El otro protagonista que se sumará a los festejos de esa jornada será el movimiento obrero que comienza a constituirse en la columna vertebral del movimiento.

Ese 4 de junio era la reivindicación del otro de tres años antes, que fueron horas inspiradoras de la nueva realidad política. Esa fecha también debe hilvanarse con el 17 de octubre de 1945. No es una cuestión de fechas, es ideológica; un sector del movimiento se identifica con el 43 y otro con el 45.

Pero las jornadas no son antagónicas y desde la historia que es ajena al apremio de la política, reconoce al 43 como acto fundacional del movimiento, sin el golpe que desplaza a los civiles del poder y coloca a las fuerzas armadas en el centro de las decisiones políticas no se entiende.

Se ponía fin al régimen conservador y fraudulento y había que tomar posición ante el panorama de la guerra mundial.

El régimen depuesto estaba agotado y afloraba el discurso de la intervención económica del Estado. Estas ideas circulaban entre los oficiales de las fuerzas armadas y también entre los principales dirigentes políticos de los partidos tradicionales. El nacionalismo económico, la democracia social, el rol del estatal en el control de los recursos energéticos considerados estratégicos, eran consignas que preocupaban a un amplio espectro social.

Un elementos a tener en cuenta es que el golpe de Estado del 43 fue el único que se realizó casi sin participación civil y que, sin embargo, tuvo una salida política popular. De sus protagonistas iniciales podría decirse que sabían lo que no querían, pero carecían de ideas respecto de una estrategia a mediano y largo plazo. La indefinición y la improvisación fueron algunos de sus rasgos centrales en los primeros meses.

Casi el único partido que advirtió acerca de la naturaleza fascista del golpe de estado fue el Partido Comunista, situación que nadie tomó en cuenta.

El 4 de junio de 1952 Perón jura su segundo mandato otorgado por el voto popular. Nuevamente a su lado estaba el radical correntino Hortensio Quijano.

El 4 de junio de 1975, el ministro Celestino Rodrigo anuncia el plan económico. Llegaba una fuerte devaluación del peso, la eliminación de los controles de precios, suba de tarifas y tope a los aumentos salariales, entre otras medidas. Pero básicamente dejamos atrás ese modelo estructural de extensiones con ganado paciendo y mieses doradas que danzan con la brisa, de la movilidad social ascendente, de la educación pública y hasta de los valores republicanos como herramientas de transformación, para imponer el temor al mañana y acunar todas las formas de especulación financiera.

En esos días, de un gobierno “del gran movimiento nacional y popular”, la sociedad argentina vio esfumarse los valores esenciales de sus mayores que nos había dado días de esplendor, en un solo acto violatorio, del cual todavía no nos hemos recuperado.

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