Alguien tiene que decírselo

Si no bajan a Milei del pedestal en el que lo han puesto y no se atreven a enfrentarlo cuando su autopercibida infalibilidad lo hace morder la banquina, habrá nuevos despistes. Hacen falta en su entorno mentes racionales que, ante las primeras señales del derrape y la piña, adviertan el peligro.

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