El asombro de la Navidad es la ternura de Dios que salva el mundo encarnándose
Este 24 de diciembre, el Papa presidió la misa de Nochebuena y Natividad del Señor en la Basílica de San Pedro. “Nuestro corazón esta noche está en Belén, donde el Príncipe de la Paz sigue siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra”, dijo. Invitó a redescubrir la adoración que es el camino para acoger la encarnación, porque “adorar es interceder, reparar, permitirle a Dios que enderece la historia”.