¡No a la violencia!

Debemos animarnos a ser caminantes de sonrisas, a formar hogares de amor para que los niños puedan ser niños felices, y así no tener que seguir hablando en el futuro de personas intolerables, rudas e irrefrenables. Al fin y al cabo, lo que se siembra, se recoge después.

Por Víctor Corcoba Herrero (Granada, España)

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